El pasado 17 de julio, Chávez se comprometió a crear un sistema nacional de salud preventiva y curativa gratuita para atender al 40 por ciento de la población, que estimó está marginada de los servicios asistenciales.

Dijo que el 23 de agosto anunciará los detalles del sistema, que arrancará con una inversión estatal inicial de 100.000 millones de bolívares (62,5 millones de dólares).

"No tenemos un sistema de salud; es verdad y no puedo negarlo, pero llegó la hora de construirlo y vamos a hacerlo. Asumo hoy ese compromiso y me pongo al frente, para que no exista ni una sola familia venezolana sin medicina preventiva y curativa", subrayó.

Chávez aprovechó en ese discurso para recordar el denominado "Plan Barrio Adentro", que puso en marcha hace dos meses con ayuda de un millar de médicos cubanos y que desde entonces, dijo, ha atendido a 300.000 pacientes en las zonas más deprimidas del país.

Todo lo que no fue realizado en más de cuatro años en el poder, ahora es ofrecido a la población. El mentor Castro debe haberle explicado bien a su discípulo venezolano que para mantenerse en el poder siempre hay que vender nuevos sueños y promesas.

Seguramente, Castro ha explicado al mandatario venezolano las experiencias del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.

A Mugabe se le ocurrió convocar un referéndum, en febrero de 2000, para introducir cambios en la Carta Magna que le otorgarían un poder absoluto, después de 20 años como jefe de Estado.

El 15 de febrero de ese año, el mandatario zimbabwense supo que el 55 por ciento de los votantes rechazaron la reforma constitucional, un fracaso que mostraba que la oposición, agrupada en el Movimiento para los Cambios Democráticos (MCD), podría arrebatarle el poder en las elecciones legislativas de ese año.

Entonces, Mugabe recordó que el país necesitaba una reforma agraria y lanzó a los "veteranos de la independencia" a ocupar las haciendas de los blancos, al mismo tiempo que organizaba una gran campaña de intimidación y terror contra los activistas del MCD.

A pesar de todas las artimañas usadas, el partido de Mugabe logró en esas elecciones 61 escaños frente a 58 de la oposición. Los observadores internacionales nunca consideraron válidos aquellos comicios.

La Cámara fue completada con otros treinta parlamentarios designados por el propio Mugabe, a quien la Constitución otorga esa prerrogativa. ¡Chávez debe morir de envidia al conocer que su homólogo africano tiene más ventajas que las que a él le ofrece su carta magna bolivariana! Significativamente, en los últimos días el presidente venezolano ha abogado por modificar algunos artículos de la Constitución.

Aunque en distintos continentes, los dictadores deben aprender de las experiencias de unos y otros.

Por todo ello, no resulta nada extraño que el presidente Chávez ahora se encuentre tan atareado en sus reformas. No había tenido tiempo en más de cuatro años en el poder y siempre queda el consuelo de que Mugabe demoró 20 años.

Claro que, a largo plazo, ya se vislumbran los resultados: en Cuba y Zimbabwe reina la miseria y el desespero de la población. ¿Será seguido el ejemplo por la Venezuela de Chávez?