www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 2/2
 
Fobia a las urnas
Si la oposición venezolana logra reunir 3,8 millones de firmas en la solicitud de referéndum, Chávez quedaría moralmente revocado al superarse sus votos favorables de las últimas elecciones.
por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas
 

La cosa se le complica más a Chávez si sus adversarios logran reunir 3,8 millones de rúbricas, durante el "Reafirmazo". Esa cantidad de votos es suficiente para revocar el mandato de Chávez, puesto que el gobernante sacó 3.757.773 votos en las elecciones de julio de 2000. La Constitución establece que para revocar a un funcionario es preciso sacar un voto más en contra, que los que obtuvo a favor en la oportunidad en que fue elegido. Si esto sucede, el líder bolivariano quedaría moralmente revocado. "Sería un referéndum revocatorio anticipado", asegura Enrique Mendoza, gobernador del estado de Miranda y antichavista hasta la médula.

Según los lapsos establecidos por el CNE, no sería hasta el primer trimestre de 2004 cuando tendría lugar el revocatorio presidencial. Hasta esa fecha son muchas las maniobras que podría implementar el gobierno para impedir la consulta. El segundo de Chávez, el vicepresidente José Vicente Rangel, cree que el revocatorio podría realizarse "el 30 de febrero", o sea, cuando la rana críe pelo.

La culpa es de la CIA

Las desafortunadas intervenciones públicas de Chávez y sus adeptos pudieran ser parte del folclor venezolano, si la violencia no fuera escalando con cada declaración del oficialismo, en desmedro de los sectores opositores. Reciben insultos por igual los medios de comunicación, las centrales obreras, los partidos políticos de oposición, los empresarios y hasta los curas. Nadie que critique al gobernante se salva de ser escarnecido públicamente.

Chávez está enfrascado en una guerra personal contra los medios de comunicación, en especial los canales de televisión. La televisora privada Globovisión le quita el sueño al gobernante con sus programas de denuncia, como el transmitido el pasado 2 de octubre. En esa oportunidad fue presentado un vídeo aficionado, sin editar, que mostraba a unos sujetos, ataviados con boinas rojas y camisetas con la imagen del Che Guevara, realizando maniobras en la Brigada 31 del ejército, dentro de las instalaciones de Fuerte Tiuna, sede principal del ejército venezolano.

Al día siguiente, funcionarios de telecomunicaciones fueron a Globovisión e incautaron equipos de microondas utilizados para la retransmisión en vivo. Horas más tarde, un grupo de manifestantes expresó su rechazo a la medida frente a la sede de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (CONATEL). La Guardia Nacional dispersó a los manifestantes y permaneció en el lugar custodiando las instalaciones. Pasada la media noche fue lanzada una granada fragmentaria contra la institución, sin herir a los militares y policías que custodiaban el lugar. La policía política retiró las evidencias, sin que hasta el momento se conozcan los detalles de la explosión.

Durante los últimos meses han tenido lugar extraños atentados, que no han sido esclarecidos por los cuerpos de inteligencia. En Caracas, el 5 de octubre pasado se produjeron explosiones simultáneas en dos zonas de seguridad, cuyos accesos son muy restringidos. En la base área de La Carlota explotaron dos camiones cisterna cargados con gasolina, y en Fuerte Tiuna, una granada fue lanzada a un tanque de gas sin lograr que estallara. Los atentados no dejaron víctimas.

Sin tener la más mínima evidencia, el diputado oficialista Nicolás Maduro, ferviente seguidor de Chávez, responsabilizó de estos ataques a grupos radicales opositores, que estarían siendo financiados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

El diputado chavista dijo que pedirán la desclasificación de documentos de la CIA en los que se evidenciaría el financiamiento de esa agencia a opositores radicales venezolanos. ''Pedimos investigar las operaciones encubiertas durante los años 2002 y 2003, los actos terroristas que han sido financiados y promovidos por la CIA y los militares golpistas de Altamira. Son ataques que tienen como objetivo puntos claves institucionales''.

Se ha hecho práctica habitual que los voceros oficialistas acusen a la oposición por los atentados de los últimos tiempos, de los que han sido víctimas importantes organismos venezolanos y extranjeros. De haber tenido la más pequeña prueba, la fiscalía chavista hubiera actuado con diligencia para encausar a los terroristas opositores. Lo novedoso de la denuncia del diputado Maduro es que haya acusado a la CIA, un recurso tan viejo, que a pocos se le ocurriría echarle garra. A lo mejor en sus reiterados viajes a La Habana le sugirieron el nombre del culpable, quién sabe.

Los días que faltan para la recolección de firmas serán difíciles para los que viven aquí. Los afectos al gobierno harán lo imposible por obstruir la consulta popular. Intuyen que el proceso en el que están sumergidos tiene los días contados. La revolución bolivariana es un proyecto tan personal que no sobrevivirá a la muerte política de su líder. No hay chavismo, sin Chávez.

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