www.cubaencuentro.com Miércoles, 10 de marzo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Haití: triste destino
Mientras los rebeldes avanzan, el presidente Jean-Bertrand Aristide sigue aferrado a las riendas del poder.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa
 

La crisis en Haití se agudiza y todo indica que si no se logra una solución negociada y duradera a corto plazo podrá desembocar en una verdadera guerra civil. Pero lo que resulta incuestionable es el alto grado de responsabilidad que recae sobre los hombros del presidente Jean-Bertrand Aristide, quien ha utilizado métodos brutales de intimidación contra los miembros de la oposición pacífica, con tal de mantenerse en el poder.

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El propio Aristide, implícitamente, reconoció los fraudes cometidos en las elecciones parlamentarias de 2000 y prometió convocar nuevos comicios para este año. Ahora, ante la presión popular, el presidente haitiano habla de que podrían celebrarse elecciones dentro de seis meses, pero la propuesta parece llegar demasiado tarde.

Para combatir a la oposición han sido creadas bandas armadas bajo la denominación de Organización Popular de Apoyo al Partido Familia Lavalás, la organización política de Aristide.

Paul Raymond, uno de los principales dirigentes de estos grupos armados, declaró el pasado 18 de febrero que tenían "machetes, cuchillos, veneno biológico y otras armas tradicionales (parece que se refiere a la brujería). Juramos por nuestras vidas que vamos a utilizarlos contra la oposición y los rebeldes".

Raymond amenazó con callar a varias emisoras de radio que ya habían sido atacadas el pasado 13 de enero por jóvenes seguidores de Aristide, armados con metralletas, pistolas de nueve milímetros y martillos. En esa ocasión dañaron las instalaciones técnicas.

El 28 de noviembre de 2001, Raymond fue arrestado por estar vinculado al asesinato del conocido periodista Jean Leopold Dominique, uno de los opositores al presidente. Pero, poco después fue puesto en libertad, lo que muestra que estos grupos pueden actuar con total impunidad, pues representan la base de apoyo fundamental para el mandatario haitiano.

Cualquier parecido con las Brigadas de Respuesta Rápida que utiliza el gobierno cubano, o los Círculos Bolivarianos que promueve el presidente venezolano Hugo Chávez, no es pura coincidencia.

El gobierno de La Habana no oculta sus simpatías hacia Aristide, no precisamente porque haya llegado a la presidencia por vías democráticas, sino porque existe una clara afinidad en algunos de los métodos utilizados por ambos regímenes.

Mientras los gobiernos con sentido común aconsejan a sus nacionales que abandonen Haití, la Embajada de Cuba en Puerto Príncipe emitió un comunicado para garantizar que los 570 cooperantes cubanos que se encuentran en territorio haitiano permanezcan en sus puestos.

Fidel Castro no compromete una ayuda de estas dimensiones si no existe el propósito de apoyar al gobierno del país al cual ha sido destinada.

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