www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Disimulo y silencio
La prensa oficialista evade explicaciones sobre los cambios en la Constitución china, mientras la propiedad privada y los derechos humanos aún son utopías para los cubanos.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa
 

En la República Popular China prosiguen los cambios. Acaba de reformarse ahora la Constitución, lo que evidentemente ha provocado reacciones embarazosas en la prensa oficial cubana.

W. Jiabao
Wen Jiabao, primer ministro chino.

Los atentados de Madrid, probablemente, relegaron a un plano secundario un acontecimiento de gran importancia que se había producido en Pekín.

El 14 de marzo, el Parlamento chino enmendó la Constitución del país. A partir de ahora, el texto recoge la propiedad privada y los derechos humanos. "La propiedad privada obtenida legalmente es inviolable", señala la nueva cláusula constitucional.

"Los bienes privados legales de los ciudadanos son inalienables", estipula ahora el artículo 13 de la Constitución, mientras que el 33 afirma que "el Estado respeta y protege los derechos humanos".

Estas enmiendas fueron aprobadas por el 99% de los cerca de 3.000 delegados que forman la Asamblea Nacional Popular (ANP), en el último día de la sesión parlamentaria anual, que fue transmitida en directo por la televisión nacional.

La inclusión de esta frase en el vocabulario comunista chino hubiera sido impensable hace sólo unos años atrás, pero lo cierto es que la propiedad privada ha creado en ese país 30 millones de puestos de trabajo, mientras el alicaído sector público está embarcado en un difícil proceso de reestructuración.

Además, el nuevo Ejecutivo, que ha manifestado su intención de reducir la aplicación de la pena de muerte ante las crecientes críticas de las cancillerías occidentales, pretende limpiar su imagen en este terreno.

Malas noticias para el régimen cubano, que convirtió la Carta Magna de la Isla casi en una "vaca sagrada". Como es conocido, después de las marchas, movilizaciones y la recogida de más de ocho millones de firmas, quedó establecido que la actual Constitución cubana es eterna, intocable, no se puede modificar.

Resulta aleccionador que en esta X Asamblea Nacional Popular (ANP) de China, cuando llegó el momento de la votación acerca de la propiedad privada, de los 2.903 diputados presentes votaron a favor 2.863. Nada parecido a la unanimidad de la Asamblea Nacional del Poder Popular cubana.

El diario Granma anduvo un poco errático en la cobertura de este acontecimiento. El pasado 6 de marzo dio cuenta de que había comenzado la sesión del Parlamento chino y a los censores se le escapó una frase letal: "Será analizada una propuesta de enmienda de la Constitución dirigida a incluir en la Carta Magna la teoría de la Triple Representatividad y la inviolabilidad de la propiedad privada legalmente obtenida, así como una referencia a que el Estado chino garantiza y respeta los derechos humanos".

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