Cuando el gobierno de La Habana fue censurado en la primavera pasada durante la reunión de la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, en un gesto de revancha la delegación cubana presentó una propuesta para condenar a Estados Unidos por el "trato inhumano a los prisioneros talibanes" que se encuentran en la Base Naval de Guantánamo.
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Presidente iraquí al-Yauar (centro), reunido con el Comité Olímpico Nacional. |
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Lo paradójico del caso es que cuando esos presos fueron trasladados a esas instalaciones militares y sus condiciones de detención eran las peores, el ministro de Defensa, Raúl Castro, se dio el trabajo de ir hasta Guantánamo para asegurarle a Washington: "Si alguno de ellos escapa, ni se preocupen, lo capturamos y se lo devolvemos".
La propuesta cubana en Ginebra, presentada a última hora, después fue retirada. Pero el jefe de la delegación estadounidense recordó un hecho innegable: la única cárcel visitada en territorio cubano por una delegación de la Cruz Roja Internacional ha sido la de la Base Naval de Guantánamo.
Sadam Husein, reconocido internacionalmente como un genocida y criminal, ya había recibido hasta el pasado 15 de junio dos visitas de la Cruz Roja Internacional. El ex presidente iraquí es un viejo amigo de Fidel Castro y es de prever que, durante el juicio, la prensa oficialista cubana, como es hábito, asuma los argumentos de la defensa e ignore los de la acusación.
Es de este modo que el público cubano conoce acerca de la situación en Irak. Sólo se destacan las torturas a los prisioneros iraquíes, o se lleva una rigurosa contabilidad de los muertos norteamericanos y los de la coalición. El diario Granma del pasado 10 de julio dedica una amplia información al tema bajo el título Se eleva a 1.000 el número de ocupantes muertos en Irak. Portavoces del régimen cubano han reiterado, con innegable satisfacción, que Irak se ha convertido en "un nuevo Vietnam".
Un asunto complicado
No se puede negar que la situación en Irak es sumamente compleja y que no cesan los atentados terroristas. El Pentágono obtuvo una victoria militar demasiado rápida y, evidentemente, la administración norteamericana no había previsto lo que debería ocurrir "the day after", o sea, después de derrocado el régimen de Husein. Un error de cálculo imperdonable de la mayor potencia militar del mundo, apoyada en aquella aventura por el gobierno británico, normalmente flemático y calculador. Ha sido muy alto el precio que ya se ha pagado por esta falta de previsión. Resulta imposible calcular lo que falta cuando aumentan los secuestros y ejecuciones a sangre fría, en muchos casos de simples ciudadanos extranjeros que tratan de ganar el sustento para sus familias.
Sin embargo, en las últimas semanas se han producido hechos positivos que pueden significar un viraje en la situación interna de Irak y han mejorado la imagen de Washington ante la comunidad internacional.
El 9 de junio, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó por unanimidad una resolución con el objetivo de dar un salto cualitativo en el proceso de democratización del país árabe, al devolver la soberanía a los iraquíes y respaldar la transición que llevará a la elección de un gobierno democrático, a finales de 2005. |