El pasado 18 de julio, el presidente boliviano Carlos Mesa recibió un claro mandato del pueblo para reformar el sector de los hidrocarburos, en un referéndum en el que participó cerca del 60 por ciento de los ciudadanos inscritos y las cinco preguntas del mismo recibieron aprobación mayoritaria. El problema es que Mesa es el único presidente de América Latina y, probablemente de todo el mundo, que no tiene un solo diputado en el Parlamento.

Presidentes Mesa (izq.) y Kirchner: negociaciones sobre venta de gas boliviano a Argentina.

Mesa, periodista e historiador, asumió el poder en octubre de 2004, después que su predecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, se vio en la obligación de renunciar cuando sus planes de exportar gas a Estados Unidos y México provocaron violentas protestas populares.

El descontento popular que acabó con el gobierno de Sánchez de Lozada se inició con el rechazo a un proyecto de exportación de gas a través de Chile. Según Mesa, "el mandato del pueblo boliviano (reflejado en las urnas) es un Estado fuerte, que recupera propiedad sobre sus recursos, que debe cobrar muchos más impuestos", aunque sin expropiar a las petroleras que operan en el país. Un Estado que "garantiza una empresa petrolera estatal, con fuerza, con poder, con protagonismo, que se compromete a no malgastar el dinero que recaudamos de los recursos naturales, que tiene que vender el gas no solamente como materia prima, sino como materia industrializada", agregó.

Esta fue la interpretación del mandatario boliviano sobre los resultados del referéndum, pero no contaba con la reacción del diputado y dirigente cocalero, Evo Morales, quien se ha destacado como gran amigo y admirador de Hugo Chávez y Fidel Castro.

Significativamente, el 20 de julio —antes de que se conociera el resultado final del conteo de los votos— llegó el recado para Morales desde Caracas, a través de una declaración del ministro de Información venezolano, Jesse Chacón.

Según Chacón, el apoyo a las iniciativas del mandatario Carlos Mesa significa que debe "nacionalizar" las reservas de gas de Bolivia. "Es un triunfo del proceso bolivariano lo que pasó en Bolivia. Es una negación del neoliberalismo", dijo Chacón. Pero fue aún más lejos. Expresó claramente que el gobierno venezolano espera que la compañía estatal Petrolíferos Fiscales Bolivianos "pronto pertenezca" a la iniciativa regional de Petrosur, que impulsa Chávez. El mesiánico dirigente de la "revolución bolivariana" se propone expandir sus tentáculos por América Latina.

Listo para la guerra

El líder cocalero Evo Morales, aliado circunstancial del presidente Carlos Mesa, demoró hasta el día 23 para responder al recado enviado por Chávez. Entonces reiteró su rechazo a la exportación de gas, en tanto no sea aprobada una nueva ley, en un giro que ha sorprendido a todos los sectores.

"El presidente Carlos Mesa debe cumplir la agenda de octubre, que es por la nacionalización de los hidrocarburos, de lo contrario tendrá que enfrentar al pueblo", dijo Morales.

El diputado, quien emergió como duro líder sindical de los cocaleros, moderó su discurso tras la revuelta popular que precipitó la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, en octubre pasado, y se convirtió en un ferviente impulsor del referéndum sobre el gas, realizado el domingo 18 de julio.