Para ganar, la oposición no sólo deberá sacar más votos que los obtenidos por el presidente venezolano en el año 2000; además, deberá sumar más votos que los registrados por los partidarios de Chávez en el revocatorio del 15 de agosto. Un factor a tener en cuenta es la ampliación del universo de votantes. En estos momentos, los electores suman 13.839 millones, entre los que se cuentan un millón y medio de nuevos inscritos.

Las calles y avenidas se han llenado de pancartas que dicen "Vota NO", o "Vota SÍ". La cruzada por el NO se percibe más avasalladora, puesto que los edificios públicos pertenecientes a los ministerios y dependencias del Estado están siendo utilizados por la campaña del gobierno. Aunque el reglamento electoral prohíbe este tipo de propaganda, el gobierno sigue haciendo proselitismo en instituciones públicas.

Entre otras consignas, las pancartas por el NO dicen: "La revolución es poder para el pueblo, Venezuela NO volverá al pasado y NO te entierres con ellos". Por su parte, en las de la oposición, se lee: "El 15 de agosto dile SÍ al cambio y a Venezuela. Decimos Sí a la justicia y al bienestar. Con unidad y respeto Sí se puede".

La mayoría de las encuestas de opinión, hasta el momento, le dan ventaja al SÍ sobre el NO. Los que viven en Venezuela están acostumbrados a no confiar del todo en los resultados de las encuestas. Algunos de estos estudios son pagados por los propios interesados. Además de que en una situación de tanta conflictividad política, la gente no siempre dice lo que realmente piensa.

De acuerdo con las encuestadoras venezolanas Consultores 21, Mercanálisis y Datanálisis, el 54,5 por ciento, el 54 por ciento y el 57,4 por ciento de los electores, respectivamente, votaría contra Chávez. En el mismo sentido, un estudio de la firma norteamericana Greenberg Quinlan Rosner Research Inc. reveló que el 50 por ciento apoyaría la salida de Chávez del poder.

Del lado contrario, un sondeo de la empresa estadounidense North American Opinion Research Inc. le otorgó ventaja al presidente venezolano, con un apoyo a su gestión del 57 por ciento. La más cuestionada de todas las encuestas fue la realizada por la agencia venezolana Varianzas Opinión, según la cual el 49 por ciento votaría por Chávez. La falta de credibilidad se debe a que el estudio fue solicitado por la empresa PDV Holding, filial de la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), la cual ha sido acusada en reiteradas ocasiones de financiar la campaña del gobierno.

Populismo intensivo

No obstante las dudas que pudieran suscitar las encuestas, los analistas no han pasado por alto un detalle significativo. En los últimos meses, el mandatario ha incrementado su popularidad. En noviembre de 2003, el 33,9 por ciento estaba a favor de ratificar el mandato de Chávez. Un mes después, la cifra subió a 34,1 por ciento. El repunte de este año ha sido importante. Subió a 39,8 por ciento en febrero de 2004, a 41 en marzo y a 42,6 en mayo. En cambio, la opción de revocarlo ha estado bajando en el mismo período. En febrero de 2004, el 60,1 por ciento quería sacar a Chávez del poder, en marzo el porcentaje bajó a 59 y en mayo a 57,4.

Dos razones explican el repunte de la popularidad de Chávez. Una es su poderosa personalidad. Viendo al mandatario en campaña es que se llega a comprender el sentimiento de millones de venezolanos que votaron por él. Ningún líder, ni en su partido ni en las filas de la oposición, tiene el carisma y la fuerza que derrocha el gobernante, delante de una multitud. Chávez es un excelente candidato, pero un pésimo presidente, dicen sus detractores.

La segunda tiene que ver con el populismo. En los últimos tiempos, el gobierno ha destinado cientos de millones de dólares al financiamiento de programas sociales, las llamadas "misiones", que cuentan con asesoría cubana. Las que más despliegue propagandístico han tenido son las misiones Robinson y Rivas en el área de educación, y Barrio Adentro, en materia de salud. Los involucrados en estos programas, en su mayoría personas muy humildes, reciben el bombardeo de la propaganda oficial que dice "Vota NO, o perderás tus misiones".

La oposición alega que si esta fuera una "revolución para los pobres", como dice Chávez, no se habría incrementado tanto la pobreza en los cinco años de su gobierno. El problema que más golpea a los venezolanos es el desempleo, que llega al 17,2 por ciento: o sea 2,4 millones de venezolanos están desocupados. Y más de cinco millones sobreviven como "buhoneros", vendedores ambulantes que comparten aceras y avenidas con mendigos y niños de la calle.