El tema de la legitimidad política es crucial para el entendimiento del cambio social en todo el bloque de naciones del centro y este de Europa. La legitimidad es el derecho de una organización o grupo para ejercer el poder político en un país, es lo que establece la diferencia entre el poder y la autoridad.
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Hungría: Convivencia del ultranacionalismo con el pro occidentalismo. |
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En las naciones del bloque soviético, el poder del gobierno estaba fundamentado más en la fuerza que en el reconocimiento de un derecho moral para gobernar. Esto creó un nivel muy bajo de legitimidad política, que hizo muy difícil para estos gobiernos funcionar efectivamente; porque su poder descansaba sólo en la represión.
Bajo la batuta comunista, la vida política en Europa del Este era estéril, centrándose el individuo en su vida personal. El comunismo sería fuerte hasta que trató de reformarse porque sin una ideología totalitaria el sistema no pudo existir. Así, el bloque soviético capituló reconociendo el fracaso del marxismo como método analítico de las sociedades históricas, como filosofía de Estado e ideología política, como una estructura económica y un regimentador social.
El grado de modernización industrial del antiguo bloque soviético era escaso, dada su condición de economía periférica de los Estados capitalistas avanzados. La Europa central exhibía los mayores niveles de desarrollo económico, comparada con el resto de los países del CAME. Si bien las diferencias de desarrollo entre todos estos Estados que integraron el mundo comunista se acortaron más por la nivelación desde abajo, ya libre del peso de los sistemas burocráticos y en plenas transiciones, se ha producido la diferenciación de aquellos países con mayor capacidad para acercarse a la modernidad económica y social.
En Europa central se están recomponiendo los viejos lazos tejidos por los Habsburgo, con la llamada "cooperación pentagonal" entre la República Checa, Hungría, Eslovenia, Croacia, Yugoslavia y Austria. El modelo occidental más copiado en Europa del Este —desde Lituania hasta la República Checa— de organización económica, sistema empresarial privado, infraestructura de gobierno y tipos y estilos de partidos políticos, ha sido el de Alemania, y no el de Estados Unidos, o el de Inglaterra o Francia.
Democracia y sociedad civil
Una historia de las transiciones |
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Puede afirmarse que es imposible la repetición, en Europa del Este, de un tipo de régimen monopartidista, limitante de la soberanía, y que concentre el total poder político, económico y represivo, y gestante de una nueva clase.
El proceso hacia la transición en Europa del Este tuvo como puntos típicos una lucha política pacífica, la recuperación de los partidos que hacían comparsa en los parlamentos comunistas y el pacto de la transición entre gobierno y oposición, la mayoría en las famosas mesas redondas. De todos ellos, el ejemplo de transición checo fue el que más se benefició de los aciertos y errores de sus vecinos polacos, húngaros y alemanes, obviando en parte el elevado precio económico pagado por sus vecinos.
La sociedad civil en Hungría, que había sido destruida por el estalinismo y por la contrarrevolución de János Kádár, renació en los clubes de debates, las asociaciones y los grupos de presión. De ellos surgió, en 1988, el Foro Democrático Húngaro, de corte populista; la Red de Iniciativas Libres, la Unión Democrática de Trabajadores Científicos y la estudiantil Alianza de Jóvenes Demócratas. |