www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/2
 
Los Balcanes orientales
Una historia de las transiciones: Aunque las economías de Rumania, Bulgaria y Moldova se liberalizaron, el tránsito a la democracia ha sido más lento que en Europa central.
por JUAN F. BENEMELIS, Miami
 

Obligado es subrayar que al menos en los casos de Bulgaria y de Rumania, la adscripción a este modelo tiene una dimensión cronológica precisa: la que remite al período 1989-1996. Los partidos correspondientes han pasado a la oposición tras las severas derrotas electorales de 1996-1997, circunstancia que de manera pasajera afectó también al Partido Socialista búlgaro en 1991-1992.

A finales de 1990 se gestó en Bulgaria un gobierno de coalición con miembros del Partido Socialista (PS), la Unión de Fuerza Democrática (UDF), la Unión Nacional Agraria y los Independientes. A finales de 1992 cobró cuerpo otro gobierno de coalición con miembros del Partido Socialista y del Movimiento por los Derechos y las Libertades, y con el apoyo de una facción de la Unión de Fuerza Democrática. El Partido Socialista se impuso en las elecciones de 1990 y 1994 (en esta última con el nombre de coalición de Izquierda Democrática), mientras la Unión de Fuerza Democrática ganó las elecciones de 1991 y 1997.

Una historia de las transiciones
Los orígenes del cambio
JFB, Miami
El ajedrez atómico
El testamento del comunismo
El reciclaje de los comunistas
Los caminos de la democracia
Del totalitarismo a la sociedad civil
La destrucción creativa
Las recetas económicas
Economía de mercado, inflación y renta
Las sendas de la privatización
Familia de naciones
¿Valores de sangre?
El Estado democrático
Caída y lastre de un imperio
La Europa Central
Las repúblicas del Báltico
El dilema balcánico
El proceso de democratización

El Movimiento por los Derechos y las Libertades operó a la manera de un partido periférico que, según las circunstancias, respaldó a unos u otros. En conjunto, el Partido Socialista y la Unión de Fuerza Democrática recogieron en Bulgaria un 83 por ciento de los votos en 1990, un 65,5 en 1991, un 67,5 en 1994 y un 74,2 en 1997.

En Rumania, el largo predominio del Frente Democrático de Salvación Nacional, con victorias electorales claras en 1990, pero más reñidas en 1992, sólo se truncó en 1996, en provecho de la Convención Democrática. En Rumania, luego de las elecciones generales de 1992, el Frente Democrático de Salvación Nacional formó un gobierno de coalición junto con otras cuatro fuerzas políticas. El Frente acopió en conjunto un 47,7% de los votos en 1992 y un 51,7% en 1996, porcentajes que reflejaron que el bipartidismo era un tanto débil.

Las confrontaciones entre el Partido Socialista y la Unión de Fuerza Democrática en Bulgaria, y entre el Frente de Salvación Nacional y la Convención Democrática en Rumania, reflejan con claridad la tensión entre fuerzas políticas herederas de los partidos comunistas dirigentes de antaño contra las fuerzas rupturistas de nueva creación.

El número de partidos presentes en el Parlamento ha resultado ser bajo en Moldova, con cuatro en 1994 y otros tantos en 1998; y han experimentado vaivenes en Bulgaria, con ocho en 1990, tres en 1991, y cinco en 1994 y 1997. Asimismo, ha sufrido una muy significativa reducción en Rumania, donde ha pasado de 27 partidos en 1990 a 20 en 1992, y se redujo drásticamente a 6 en las elecciones de 1996.

Con excepción de los comicios rumanos de 1990, en los que sólo un 4,6 por ciento de los votos fue a parar a formaciones que no obtuvieron representaciones, y de las búlgaras de 1997 (con un 7,7 por ciento), el porcentaje correspondiente ha resultado ser sensiblemente más alto en las demás consultas.

La competitividad parlamentaria exhibió su valor más pequeño en Bulgaria. La fragmentación parlamentaria alcanza su máximo grado en la propia Rumania y en Moldova. El número de partidos relevantes en Rumania, Moldova y Bulgaria no han pasado de tres en cada país.

Otras claves del cambio

Aunque se implementaron reformas liberalizadoras en sus economías, estas transiciones han exhibido un ritmo de crecimiento y una profundización en las medidas menores que los registrados en Europa central. Las situaciones económicas y sociales resultantes son muy delicadas, en especial en Bulgaria, y la presencia de fórmulas de economías subterráneas es bastante notable. El hecho de que las industrializaciones de estos países hayan sido relativamente tardías, ha permitido que los problemas de la reconversión industrial sean menores que en el resto de Europa central.

Ninguno de estos dos países ha sido escenario de conflictos bélicos. Sus relaciones con el bloque occidental parecen haber mejorado tras los cambios de gobierno verificados, pese a lo cual ni Bulgaria ni Rumania están en la primera fila de los procesos de ampliación de la UE y de la OTAN (Rumania vio rechazada en 1997 su candidatura a esta última). Son más sólidas las relaciones con los Estados limítrofes, aunque tanto Bulgaria como Rumania trabajan en la consolidación de una zona económica del Mar Negro.

Si hay un rasgo omnipresente en las reflexiones que estos dos países suscitan, es la visible descalificación padecida por los gobiernos imperantes hasta 1997, con el paralelo ensalzamiento de una oposición cuyo acceso al poder no parece haber acarreado los cambios que se esperaban. Tanto en Bulgaria como en Rumania se hacían valer los "mínimos" (elecciones, multipartidismo, libertades) de la democracia, algo que a la postre acabó por confirmar los éxitos electorales de las oposiciones respectivas.

Otra clave que ha alcanzado cierto predicamento es la que señala que los dos Estados de los Balcanes orientales parecían encontrarse, en lo que a sus transiciones se refiere, a mitad de camino entre Europa central y el espacio ex soviético. No han faltado tampoco las sugerencias de situar a Bulgaria y a Rumania asociadas a Montenegro y Serbia, junto a la vecina Macedonia o cercana a la rumanizada Moldova.

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