El común de los lectores cubanos, que tiene sólo a Granma y los medios oficiales como fuentes de información, puede pensar que la reunificación de las dos Corea se encuentra a la vuelta de la esquina y que serán los comunistas del norte los que lleven la mejor parte.
"Ante los trabajadores de Cubana de Acero, el presidente del Comité Cubano de Apoyo a la Reunificación de Corea, Juan José León, recordó el reciente quinto aniversario de la declaración conjunta adoptada en Pyongyang por los líderes del Norte y el Sur, y la decisión norcoreana de este año de impulsar la cooperación para alcanzar tres importantes metas: la independencia nacional, la paz contra la guerra y la reunificación, bajo el ideal de hacerlo con toda la fuerza de la nación", se lee en una información del Órgano del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, del pasado 23 de junio.
En realidad, las informaciones de ese día procedentes de la península de Corea se referían prioritariamente a un encuentro ministerial entre delegaciones de Corea del Norte y del Sur para solucionar la crisis provocada por el programa nuclear norcoreano.
Fueron acordadas algunas medidas prácticas, como nuevos contactos entre los comités de la Cruz Roja de las dos Corea, reuniones de familias que quedaron separadas por la guerra de 1950-1953 y, lo más importante para Pyongyang: recibir ayuda en alimentos y fertilizantes para combatir las hambrunas endémicas que sufre el país comunista desde la década pasada.
Pero el portavoz de la delegación surcoreana, Kim Chon-shik, matizó que estas medidas se adoptarán una vez que se reanuden las conversaciones multilaterales sobre el programa nuclear de Corea del Norte.
A la espera del colapso
Aquí está el nudo gordiano del asunto. En realidad, desde el pasado 20 de febrero, el régimen norcoreano anunció oficialmente que ya posee armas nucleares y, en los últimos meses, se ha especulado acerca de si se atreverían a realizar la primera explosión subterránea de prueba. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ya advirtió recientemente que si Corea del Norte da ese paso "no le saldrá gratis".
Estados Unidos y Japón han señalado que si Corea del Norte no atiende a los llamamientos internacionales para retornar a las negociaciones sobre su programa nuclear, podrían presentar esta crisis ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pyongyang reiteró que si dan ese paso lo considerará "una declaración de guerra". El típico chantaje comunista.
El gobierno de Corea del Sur realiza denodados esfuerzos para lograr que se reanuden las negociaciones y el ministro surcoreano para la Reunificación, Cheng Dong Young, propuso que la administración norteamericana aplique en este caso la misma política que el ex presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, utilizó con China en 1972, cuando visitó Pekín y dio lugar a una apertura de las relaciones entre los dos países.
"Ya se ha visto que la política como la aplicada con Cuba no da resultados", dijo Cheng el pasado 30 de enero.
Todo parece indicar que la administración del presidente George W. Bush espera por "un colapso" de Corea del Norte y que el proceso de reunificación se produciría al estilo alemán: la paulatina absorción de Corea del Norte por la parte sur, la más poderosa desde el punto de vista económico. |
