Por algún extraño motivo, cada vez que desaparece un importante financiero o político americano (término usado para abarcar Estados Unidos y América Latina), acusado de fraude u otros delitos en su país de origen, aparece en La Habana.

McCauley, Connolly y Monaghan, miembros del IRA sospechosos de refugiarse en Cuba.

Esta "protección" que les ofrece el gobierno cubano se extiende también a movimientos del Viejo Continente que las autoridades de la Isla califican de "nacionalistas" o "separatistas". Ha sido el caso de varias decenas de militantes o dirigentes de la banda terrorista vasca ETA, que desde hace años descansan o residen en la Isla, con tratamiento privilegiado.

Recientemente, surgió el tema de tres irlandeses vinculados al Ejército Republicano Irlandés (IRA, por su sigla en inglés) que fueron condenados en ausencia en Colombia, en diciembre de 2004, a 17 años de cárcel. Tenían prohibido salir de ese país, pues su proceso judicial no había terminado, pero disfrutaban de libertad provisional. El pasado 10 de julio, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) solicitó a las autoridades cubanas que investigaran la posible presencia en Cuba de estos tres irlandeses, acusados de entrenar a la guerrilla terrorista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En general, cuando la Interpol lanza un aviso de este tipo, se basa en evidencias de testimonios de personas, o en llamadas telefónicas de los implicados a familiares y amigos.

Hasta el momento no existen datos acerca de si La Habana respondió al pedido de la Interpol.

De todas formas, no resultaría raro que el gobierno cubano negase la presencia de los tres irlandeses en la Isla; así hizo en la década del setenta, al rechazar las múltiples denuncias acerca de que el ciudadano norteamericano Robert Vesco se encontraba en La Habana después de cometer un fraude fiscal en Estados Unidos por más de 100 millones de dólares.

Presumiblemente, fue en septiembre de 1979, durante la V Cumbre de los No Alineados realizada en La Habana, que un equipo de la televisión norteamericana consiguió filmar a Vesco, cuando éste salía de la lujosa residencia que ocupaba en un exclusivo reparto habanero reservado a diplomáticos y dirigentes. Ante la evidencia, Fidel Castro explicó que, como Vesco era "perseguido" por los norteamericanos, su gobierno le había dado refugio.

Conexión La Habana-Caracas

Cuando en agosto de 2001 fueron detenidos tres irlandeses con pasaportes falsos en el aeropuerto de Bogotá, saltó a la luz pública cómo la trama de las relaciones IRA-FARC tenía ramificaciones en La Habana y Caracas.

Las circunstancias que rodearon la presencia en Colombia del entonces "embajador" en La Habana del partido irlandés Sinn Fein, Niall Terence Connolly (uno de los detenidos), hablan por sí mismas.

Cuando Connolly fue detenido el 11 de agosto de 2001, en el aeropuerto internacional El Dorado, de Bogotá, se llamaba David Brackens, según figuraba en su falso pasaporte irlandés.

El "embajador" había utilizado el viejo truco de uno de los personajes de la novela policíaca El chacal, de Frederick Forsyth. El verdadero David Brackens era un niño irlandés que había muerto en 1965, cuando tenía un año de edad.

Connolly viajó a Colombia a través de Madrid y Caracas, ciudad que es visitada frecuentemente por dirigentes guerrilleros. Cuando fue arrestado, había pasado cinco semanas junto a las guerrillas de las FARC.

En su visita, Connolly estuvo acompañado por dos compatriotas: James Monaghan y Martin McCauley. Ambos también utilizaban pasaportes falsos, en este caso británicos.