La inauguración de la delegación de la Comisión Europea el pasado lunes 10 de marzo en la elegante Quinta Avenida del reparto Miramar, las actividades de la delegación que encabeza el Comisario para el Desarrollo y la Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea Poul Nielson,

Comisario de Desarrollo de la Unión Europea, Poul Nielson, Ministro de Exteriores cubano, Felipe Pérez Roque.

y el recibimiento con beneplácito de la solicitud de Cuba para formar parte del Acuerdo de Cotonou —que instituye las relaciones de cooperación entre la Unión Europea y los países de África, Caribe y Pacífico—, abren una controvertida e importante etapa en las relaciones bilaterales Cuba-Europa, que sin duda incidirá en el futuro próximo de la Isla.

De un lado, hay que tener en cuenta que el Gobierno cubano no ha respetado los compromisos contraídos internacionalmente sobre derechos y libertades, que mantiene una conducta violatoria de los más elementales derechos civiles, políticos y económicos, que impide la participación de sus ciudadanos como sujetos en los procesos económicos, que no ha dado ninguna prueba seria de voluntad política para adecuarse a las exigencias de las relaciones mundiales actuales, y que esas y otras conductas negativas tienen una alta cuota de responsabilidad ante el estado de estancamiento que sufre la nación. Del otro, hay que admitir que el Acuerdo de Cotonou es de carácter vinculante, que en el inciso 2 del artículo 9 se expresa que "las partes se comprometen a promover y proteger todas las libertades fundamentales y todos los derechos humanos, ya se trate de derechos civiles y políticos o económicos...", que "las partes reafirman que la democratización, el desarrollo y la protección de las libertades fundamentales y derechos humanos son interdependientes y se refuerzan mutuamente", y que "el respeto de los derechos humanos, de los principios democráticos y del Estado de derecho, en que se fundamenta la asociación ACP-UE, inspira las políticas internas e internacionales de las Partes y constituirá un elemento esencial del presente Acuerdo".

Considérese que los países de la Unión Europea han reiterado estar a favor de la democratización de Cuba con acciones particulares como el Premio de Derechos Humanos otorgado por Francia a la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional en 1996, o las declaraciones recientes del Ministro de Cooperación de Suecia acerca de la participación de su país en la promoción de la democracia en Cuba, y con acciones colectivas como la posición común de los 15 y el reciente Premio Andrei Sajarov otorgado al Proyecto Varela.