www.cubaencuentro.com Jueves, 18 de septiembre de 2003

 
  Parte 1/3
 
Castro y las aperturas imaginarias
por BENIGNO NIETO, Caracas
 

Albert Camus advirtió sobre una política de los intelectuales. Los dioses de la literatura defienden ferozmente la vanidad de sus laureles. De súbito, un cambio en la opinión pública europea los ha movilizado, con gran diligencia y valentía, a condenar a Fidel Castro. Hay malos presagios, y los dioses abandonan al anciano dictador.

Fidel Castro
Recibimiento a Carter.

"Lo único que comparto con Fidel Castro, es el desprecio por esos intelectuales", dice Octavio Armand. Un exiliado altanero como Góngora, que ha enterrado a su padre y su madre en tierras extranjeras ("Mi padre tiene los ojos cerrados/ y las manos cruzadas sobre el pecho/", son versos de Son de ausencia, su último y deslumbrante poemario). El dolor ha endurecido el asediado corazón del poeta.

Lo anunció Felipe González: "Fidel está patético. Ya está como Franco cuando se estaba muriendo". Castro se está muriendo y no lo sabe, huele a cadáver y los dioses lo abandonan a su suerte. No van a embasurarse con el patético fin del enloquecido dictador. Yo vislumbro una pesadilla. El cadáver pudriéndose en nuestra Isla; un partido procastrista fundado por sus huérfanos.

Uno de los dioses, Carlos Fuentes, está irritado. A mediados de los noventa, Fuentes propició aquella versallesca entrevista con Bill Clinton. Una plática literaria, donde García Márquez y Carlos Fuentes cortejaron al ex presidente estadounidense Clinton, para que levantara el embargo a Cuba y propiciara un acercamiento con Castro. Poco después, El Nuevo Herald reprodujo un artículo donde Fuentes le pedía a Clinton, en público, lo que debió pedirle en privado: salve a la revolución cubana, aunque pierda la Florida.

Aquel fue un momento propicio. Sólo que el dictador sufrió otra de sus rabietas cíclicas y asesinó a cuatro pilotos pacíficos, que se dedicaban a salvar balseros y náufragos perdidos en el mar: "los hermanos al rescate".

¿Por qué Fuentes sirvió de valedor de Castro? ¿Qué tal si Clinton aceptaba sus buenos consejos? ¿Habría renunciado el dictador cubano a su poder absoluto, y democratizado su régimen totalitario? ¡Por favor, a Castro le han sobrado oportunidades de aperturas políticas! La primera, la promovida a mediados de los setenta por el cándido de Jimmy Carter. En un gesto amistoso, el ex presidente Carter suspendió, unilateralmente, algunas sanciones contra Cuba, y meses más tarde se abrieron oficinas de representación de intereses en La Habana y en Washington.

En 1978, Carter fue más lejos. Como condición para normalizar las relaciones con Estados Unidos, le propuso a Fidel Castro que retirara sus tropas de África y renunciara a apoyar las guerrillas en Centro y Sur América. Pero Castro respondió con arrogancia, y exigencias inaceptables. Y desafiando a los norteamericanos, envió miles de nuevos "combatientes internacionales" a Angola.

Yo presencié en Rancho Boyeros, en 1979, a un batallón de esos "internacionalistas" que se disponían a viajar a Angola. Antes de montarse en el avión, se tomaban ruidosamente unas cervezas. Me sorprendió su juventud. Alegres y bulliciosos, aquellos muchachos parecían que se embarcaban en una feliz aventura. Todos vestidos con los conjuntos safaris, entonces de moda. Pero no iban a cazar leones, sino a matar y a morir en la inverosímil aventura africana, en que Castro embarcó a su pequeño país.

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