Este periodista llega al delirio cuando enumera las cifras de dinero que, según él, reciben los grupos contestatarios. Si tanto dinero fuese realidad, no haría falta lucha política, ni tener que enfrentar acoso y cárcel. Con el Potosí que este señor pone en las manos de la oposición, se podría comprar —en un país donde la corrupción es estratosférica— a todo el sistema y transformarlo en enemigo de sí mismo.

Resulta difícil aceptar con seriedad los planteamientos de tal amanuense, aunque habrá que admitir una cuota de desconsuelo porque se desplieguen en Le Monde Diplomatique, publicación que tiene su cuartel general en el seno de uno de los pueblos que con más valentía ha defendido la democracia a través de la historia.

Desde luego que Oswaldo Payá y el poeta Raúl Rivero —cautivo este último de varios meses cuando se escribió el artículo— no van más allá de simples personeros a sueldo del imperialismo. Entre las tantas contradicciones del texto, choca contra la lógica el que a Payá, quien supuestamente debiera nadar entre los dólares que copiosamente recibe la oposición, viva "sin recursos económicos conocidos".

¿Pero será el nuestro un libelo gratuito, la exposición de odios indomables? En su artículo, Serrano escribe: "Radio Martí transmite desde Estados Unidos 1.200 horas semanales, contraviniendo las reglamentaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y violando el espacio radioeléctrico cubano con llamados a la subversión interna, a cometer sabotajes y a la deserción y emigración ilegal".

¿Podría violar de manera tan desvergonzada la dirección de esta emisora los acuerdos del gobierno que la paga? ¿Puede Washington, por una parte, gastar el sudor del contribuyente al recoger a diario a los balseros, y soportar, por otra, a una emisora exhortándolos a salir? ¿Habrá escuchado alguna vez nuestro hombre a Radio Martí, que dedica spots precisamente a disuadir a los probables emigrantes ilegales?

Y un detalle que enlaza con las exageraciones sobre el dinero destinado a la oposición en Cuba. Si el día tiene 24 horas, como seguramente sabe Serrano, ¿es posible que Radio Martí transmita 1.200 a la semana? Algo tiene que haber traspapelado o confundido entre los documentos que para su comentario debe haberle entregado La Habana.

Si se supone que la izquierda internacional asimiló críticamente los ejemplos de Stalin y sus pariguales en el socialismo real, cómo es posible que el honor periodístico de Le Monde Diplomatique se manche con confabulaciones como la de Pascual Serrano. Ante el espectáculo que ofrece, sólo cabe pensar que el dinero que él hiperboliza y ve corriendo como un río desde Washington a la oposición isleña, es tal vez el que va, muy subrepticiamente, de las manos de Castro a las suyas.