www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 2/2
 
Las cubanas en cifras: datos para la 'hystoria'
División de la familia, inestabilidad matrimonial, prostitución, violación de libertades y batalla por la subsistencia. La tragedia actual de la mujer en Cuba.
por ILEANA FUENTES, Miami
 

Las cubanas han logrado cosas en los últimos 40 años a título personal. Dicho bien claro: los logros en educación y en integración al trabajo y a las profesiones son de las cubanas, no de la revolución. Lo triste es que el precio que han tenido que pagar es muy alto: una dictadura de 45 años que, al decir de Reinaldo Arenas, igual te educa que te fusila sumariamente; pérdida de su poder personal en la educación y crianza de sus hijos; sacrificio de su talento e iniciativas personales en aras de un proyecto colectivo no diseñado por ellas, que además fracasó en el mundo entero; la división de la familia; la inestabilidad del matrimonio; la desaparición del pujante sector independiente femenino que en 1959 contaba con casi mil organizaciones de mujeres; la renuncia a la autonomía y al tiempo propio, al recaer sobre sus hombros el peso de tres turnos de trabajo: el remunerado, el voluntario y el doméstico; el retorno a la prostitución como alternativa; la violación de todas sus libertades civiles y derechos humanos; la persecución política y el presidio… en fin, demasiado dar y poco recibir. Abundancia sólo en las carencias y en los atropellos.

Ramona Copello
Madre de uno de los secuestradores fusilados: icono del drama cubano.

En medio de la desinformación que produce el aislamiento, las cubanas no saben lo pobres y miserables que son sus vidas, ni lo mucho que se les manipula y miente a diario. No saben que en otros países, con los que Cuba se codeaba hace 45 años, e incluso en países que estaban atrasadísimos con respecto a la Isla en 1959, las mujeres gozan de mejores índices de desarrollo, acompañados de libertad de pensamiento, asociación y movimiento. En Chile, Uruguay, Argentina y Costa Rica, por ejemplo, las mujeres tienen mayor expectativa de vida, son más las que emplean medios anticonceptivos, ganan mejores salarios, y menos de ellas mueren de parto.

En la esfera política, a las cubanas la Federación de Mujeres les ha hecho creer que han llegado a la equidad. Pobre de ellas: sólo han llegado a la sumisión al Gran Macho. ¿O no es sumisión el grito delirante de la máxima federada: "Comandante en Jefe, ordene"?

Un 8% de mujeres en el más poderoso organismo del gobierno, el Buró Político del único partido, no representa poder. ¿Cuánto es el 8%? Dos. ¿Quiénes son? Yadira García Vera y Concepción Campa Huergo, que además integran el Comité Central del Partido, son diputadas a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y en el caso de Campa Huergo, es miembro del Consejo de Estado. Ministros mujeres hay cinco, un 9%. Pero en Argentina, Ecuador, Panamá y Colombia son mujeres el 20%, el 23%, el 31% y el 43 %, respectivamente, de los ministros del país.

En el Consejo de Estado hay también cinco mujeres, tres de ellas históricas y punto fijo en casi todas las ramas del gobierno: Vilma Espín, Concepción Campa Huergo y Rosa Elena Simeón. Las asambleas provinciales del poder popular están presididas por hombres en casi su totalidad, y en la Asamblea Nacional, diputadas son, a estas alturas del juego y con capacidad para ser mayoría, apenas el 36%.

Según informes independientes y los cientos de relatos que hace cualquier cubana que haya salido de Cuba en los últimos 10 años, la violencia doméstica es rampante, en parte por la prepotencia masculina tradicional, la crítica escasez de vivienda, el hacinamiento en que vive el cubano y la alta incidencia de alcoholismo. Aunque no existe como delito, el acoso sexual es histórico, especialmente en los centros de trabajo, herencia de una cultura sexual inmutable donde la mujer es vista como territorio acosable e invadible, y la "titimanía" es furor nacional desde la cúpula hasta la base.

Las cubanas no tienen ni Primera Dama. A Dalia Soto del Valle, el Comandante la mantiene casi escondida. Se le vio públicamente cuando el caso Elián, a un costado del máximo, no a su lado, sobre la tarima. El máximo está casado con la causa, con la patria, con la revolución. La misoginia viene desde arriba. No hay ejemplo que convoque a la equidad, al trato correcto y digno de las mujeres.

Entre militares, las oficiales siguen siendo "las muchachitas" del MINFAR. No hay respeto ni valoración, sólo cuerpos a movilizar según convenga. Por eso las cubanas buscan extranjeros con solvencia y mejor trato. Ya está bueno de prepotencia machista-leninista —al decir del cubano—, en un país donde con lo único que se resuelve es con la moneda imperialista, el extranjero burgués y con el oficio más antiguo del mundo.

La "hystoria" de esta era hay que contarla con lujo de detalles. No puede quedar en las trilogías sucias de la capital, ni en las anécdotas fantaseadas de escritoras notables, ni en las memorias noveladas de la calle o la cárcel. Hay que contarla a fondo con cifras y testimonios, con apellidos y huellas digitales. La historia dicha a medias conduce sólo a chocar con la misma piedra. Es la "hystoria", equilibrada e inclusiva, la que puede darnos alternativas y esperanzas impensadas.

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