www.cubaencuentro.com Miércoles, 11 de agosto de 2004

 
  Parte 1/4
 
El exilio travestido
Cubanos por el mundo: ¿Puede hablarse de emigración económica en un país donde hasta hacer un chiste es un acto político?
por LUIS MANUEL GARCíA, Madrid
 

Hace muy poco, en estas mismas páginas, Michel Suárez, en un artículo titulado La prostitución del concepto de exilio, comentaba que ni españoles republicanos ni perseguidos por Duvalier, ni prófugos de Pinochet o Fulgencio Batista, pisaron de nuevo sus países de origen hasta que no desaparecieron las dictaduras correspondientes. En cambio, los cubanos que se venden como prófugos del castrismo para obtener residencia en cualquier otro confín, apenas reúnen los dineros necesarios ya están solicitando un visado para regresar a la Isla, luciendo en algunos casos cadenas de oro alquiladas, síntoma inequívoco de su recién contraída prosperidad.

Manifestación
Exiliados cubanos en Miami.

Ellos prostituyen, según Suárez, el concepto de exilio, disfrutan de concesiones tan excepcionales como la Ley de Ajuste Cubano (a la cual, en propiedad, la mayoría no debería acogerse, al ser apenas emigrantes económicos) y hacen menos creíble, a los ojos de las autoridades migratorias de otros países, la causa de los cubanos que sí constituyen un exilio político.

En el caso que nos ocupa, los conceptos de exilio, diáspora o emigración no son una graciosa pirueta lingüística. Sirven para intentar definir, si es posible, qué somos los cubanos del outside, los que integramos la mayor diáspora de la historia insular: el 15% de la población vivimos fuera de nuestro país. Qué somos, en qué dosis y si todos somos incluibles en una misma categoría.

Obviamente, salvo contadas excepciones, los cubanos no somos desterrados. No se ha dictado contra la inmensa mayoría de nosotros esa condena, sino que hemos abandonado el país por voluntad propia, sean cuales sean las razones, aunque en una proporción tan desmedida, que perfectamente puede emplearse el término diáspora para definirnos, más aún dada nuestra dispersión. Y queda claro también que la inmensa mayoría somos migrantes, no emigrantes.

Nuestra estadía fuera del territorio insular no parece temporal ni cíclica, sino más o menos definitiva. Los sesenta, cuando los cubanos de Miami esperaban con las maletas hechas la inminente caída del comunismo para regresar, ya son historia antigua. El exilio ha durado tanto y Cuba ha sufrido un grado de demolición tal que pocos serán los que regresen en el primer vuelo del día después para reestablecerse.

De modo que, por el momento, somos una diáspora de ¿exiliados migrantes?, ¿migrantes a secas?, ¿exiliados?, ¿una mezcla de esas categorías?

El pretexto oficialista

En la página oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (www.cubaminrex.cu) puede leerse textualmente que "el término 'emigración cubana' es cambiante. Y si un día reunió en su mayoría a ex terratenientes, ex latifundistas, empresarios, terroristas y personeros del régimen de Batista y de la comparsa pseudorrepublicana, al paso de los años esa emigración fue incluyendo en su seno a otros sectores sociales producto de distintas razones".

Nótese que esta definición primera sólo habla de ex batistianos y oligarcas. Si ellos constituían la mayoría de esa primera diáspora, que englobó a casi un millón de personas, Cuba debía ser un país riquísimo y Batista debió contar con un apoyo enorme, factores ambos que contradicen los cursos de historia que se dictan en las escuelas cubanas.

Véase que el MINREX ni siquiera en ese primer éxodo reconoce un componente de adversarios políticos, a menos que se refiera a ello cuando menciona a "otros sectores sociales producto de distintas razones" (véase el pudor que yace bajo los términos "otros sectores" y "distintas razones"). Más adelante se afirma que "el cambio más notable se produjo en 1980, cuando llegaron a las costas de la Florida 125 mil 'marielitos', que desde entonces han cargado en sus espaldas con ese apellido, como un recordatorio por parte de la sociedad norteamericana de que los nuevos arribantes eran considerados distintos a sus predecesores".

Y algo similar dice más tarde el MINREX sobre los balseros. ¿Distintos? ¿Quiere decir peores? ¿De modo que en veinte años de revolución se generó una emigración cuya calidad humana era "peor" que la de aquellos primeros "oligarcas y esbirros de Batista"? Tampoco eso dice mucho a favor de la sociedad generada por la revolución.

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