www.cubaencuentro.com Miércoles, 08 de septiembre de 2004

 
  Parte 1/2
 
El valor del poder
Medios de comunicación, partidos opositores, encuestas, elecciones… el stress democrático de los presidentes latinoamericanos: Fidel Castro no sabe de eso.
por JOAQUíN VILLALOBOS, Oxford
 

El Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos cambió el contexto que daba mayor valor a las relaciones del primero con Cuba. No se le puede bajar ahora el perfil a la crisis diplomática cubano-mexicana, porque para Cuba nada volverá a ser como antes.

F. Castro
Fox, Castro: ¿Quién juega con ventaja en el debate interno?

Existe un cambio radical en las relaciones de Latinoamérica con la Isla debido a la condición democrática del continente. La importancia que Castro da a las resoluciones sobre derechos humanos de Ginebra lo llevó, sin medir consecuencias, a lanzarse a instrumentar el nacionalismo mexicano para afectar internamente al gobierno de Fox.

México devolvió el golpe agravando el aislamiento de Castro. Sin embargo, la embajada cubana en México, si no es hoy la más importante para Cuba en el mundo, al menos está entre las primeras. Aun pensando en las inversiones mexicanas en la Isla, o en la importancia diplomática que tiene para México ser actor importante frente a EE UU en la Cuba post Castro, la verdad es que la relación es ahora asimétrica y Fidel se equivocó gravemente. Cuba juega para México en el campo de una diplomacia protagónica o de simbolismo político, en tanto México para Cuba juega en el campo de lo vital.

Democracia pura y dura

En México, los efectos están dentro de la acción democrática de sus actores internos. Esto ha creado un debate aparentemente dramático, pero las implicaciones son casi intrascendentes. Ese debate es democracia pura y dura, y lo que refleja es nostalgia por una política exterior que respondía a otra realidad. No hay una peligrosa crisis política en el horizonte de México, aunque haya ruido, como sí la hay para Cuba, aunque allí no haya ruido.

Sin duda aumentó el descontento silencioso en la Isla por los costos que traerá el exabrupto del comandante. La mayor esperanza de Castro sería que en las elecciones de 2006 perdiera el actual partido de gobierno, pero, si así fuera, no será por el tema de Cuba. Quien llegue al gobierno no regresará a los viejos tiempos y, en la mejor variable para Castro, no habrá un Chávez mexicano que le envíe 60.000 barriles de petróleo al día.

El contragolpe mexicano fue tan fuerte que a Castro le tomó casi tres días levantarse del suelo para responder. Sin pensarlo, las acciones de México y Perú, que también retiró a su embajador, sirvieron de plataforma a medidas económicas del gobierno de Bush, que han obligado al gobierno cubano a denunciarlas como "brutales", porque elevarán los precios de lo poco que hay en la Isla.

Los efectos del Plan Bush contra el régimen evidencian que ahora, a pesar de la pobre relación económica entre ambos países, los cubanos sufren con sólo que Bush se enoje. Con excepción de Panamá, y antes que El Salvador o Ecuador, Cuba fue el primer país del continente en dolarizarse, y por eso es ahora tan vulnerable al Plan Bush.

Las compras de alimentos a los granjeros norteamericanos subieron de 40 a 500 millones de dólares en sólo dos años. Cuba compra a EE UU con acuerdos en una sola dirección, ya que no puede vender nada y debe pagar al cash, y de inmediato. Sin embargo, el gobierno cubano celebra esos acuerdos con "el imperialismo" como victorias revolucionarias que derrotan el "bloqueo".

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