www.cubaencuentro.com Viernes, 03 de diciembre de 2004

 
  Parte 1/3
 
Con visión de futuro
Una perspectiva acerca de los disidentes y las invitaciones a las recepciones de países europeos.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa
 

La Unión Europea ha comenzado el proceso de revisión de las sanciones aplicadas al régimen cubano tras la primavera negra de 2003, cuando fueron arrestados y condenados a largas penas de cárcel 75 opositores pacíficos. Eventualmente, los disidentes en el interior del país deberán comenzar a prepararse para un nuevo método de relacionarse con las misiones diplomáticas europeas.

Moratinos
Canciller español Moratinos: 'En ningún momento hemos planteado la revisión de la Posición Común'.

Con el turbio debate doméstico europeo, primero debe quedar claro un presupuesto: de lo que se trata es de revisar algunas de las medidas adoptadas el 5 de junio de 2003 y, en particular, la que se refiere a las invitaciones de los disidentes a las recepciones de las sedes diplomáticas de los países de la UE por las fiestas nacionales.

Esta medida ha bloqueado todos los contactos diplomáticos comunitarios con los funcionarios del régimen cubano. Es el clásico chantaje en el cual se basa la política exterior del gobierno de Fidel Castro. En este caso, incluso el conflicto ha servido para no cumplir compromisos comerciales y económicos con firmas europeas y con inversiones en Cuba. Un magnífico pretexto para desviar recursos hacia las compras en el mercado estadounidense, aunque todavía algunos hablan de "bloqueo".

Los embajadores europeos en Cuba fueron encargados, el pasado 16 de noviembre, de proponer nuevas medidas que faciliten "un diálogo político estructurado" con la oposición y la emergente sociedad civil cubana.

Esto puede resultar factible y, en este caso, los disidentes deben preguntarse si resulta más útil para la causa recibir una invitación al año, para participar en una recepción, o contar con el respaldo sistemático de las misiones diplomáticas europeas en La Habana.

Otras fórmulas

En este aspecto se podrían considerar dos medidas que serían muy efectivas para el apoyo a los opositores. Por ejemplo, las embajadas en Cuba de la UE se podrían distribuir el apadrinamiento de los presos políticos, mantener contacto con los familiares y, como estaría entonces abierto el diálogo con las autoridades cubanas, trasladarles directamente quejas y reclamaciones acerca de las condiciones infrahumanas a que se encuentran sometidos los presos de conciencia.

La otra medida podría relacionarse con los periodistas independientes. Por publicar sus noticias o crónicas en la prensa de Estados Unidos, son acusados de "mercenarios". ¿Por qué no promover entonces colaboraciones de estos periodistas independientes con radios y diarios europeos de reconocido prestigio? Sería una fórmula que retiraría argumentos al régimen de Castro.

Si se suspende la medida de las invitaciones de los disidentes a las recepciones oficiales de los países de la UE, sin dar pasos concretos en ese "diálogo político estructurado" con la emergente sociedad civil, sería un regalo inmerecido a Fidel Castro, que ni siquiera ha movido ficha para ayudar al presidente del gobierno español, Rodríguez Zapatero, en esta iniciativa.

El régimen de La Habana sabe perfectamente que liberar a algunos de los presos políticos y mejorar nítidamente las condiciones en las cárceles habría ayudado a que la iniciativa pudiese avanzar. En cambio, fue rechazada en una votación del Parlamento Europeo, lo que complica mucho más las gestiones de Madrid.

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