www.cubaencuentro.com Viernes, 03 de diciembre de 2004

 
   
 
Las amistades peligrosas
Unión Europea: ¿Es recomendable abrir un nuevo diálogo con el régimen cubano desde las posiciones de fuerza que este establece?
por PIO E. SERRANO, Madrid
 

A lo largo de su historia, Cuba ha debido protegerse reiteradamente de sus amigos. Han sido muchas las situaciones en que voces, pretendidamente solidarias con el futuro de la Isla, se han asomado al escenario isleño para depositar las más irreverentes y disparatadas sugerencias.

Moratinos
Cancilleres Pérez Roque y Miguel Á. Moratinos (en los extremos).

A finales de 1895, el joven Winston S. Churchill, recién graduado de la academia militar de Sandhusrt, viaja a Cuba con la ilusión de participar como observador, por primera vez, en una experiencia militar bélica. Incorporado a la tropa del general español Suárez Valdés, gracias a las magníficas recomendaciones que lo acompañaban, es testigo de algunas operaciones en las cercanías de Sancti Spíritus, frente a efectivos cubanos comandados por Máximo Gómez, nada menos.

Pues bien, las pocas semanas de estancia en Cuba le permiten al observador militar inglés, no mostrar su asombro por la capacidad de maniobras ligeras y de constante asedio de las tropas cubanas, sino subrayar su preocupación por la futura instauración de "otra república negra" en la Isla, en virtud de la enorme presencia de negros, "con Antonio Maceo a su cabeza", en sus filas. El consejo implícito de las reflexiones que Churchill desliza en su correspondencia sería el de prescindir de los insurgentes negros. Los comentarios huelgan.

En 1960, Jean-Paul Sastre, de regreso de su polémica con Albert Camus, donde se airearon sus diferencias con respecto a la que después sería conocido como "socialismo real", desembarca en La Habana para señalar a los cubanos que se encontraban ante un nuevo fenómeno político, que abría las puertas a una revolución desposeída de las enrarecidas cargas ideológicas al uso. Sartre, maravillado y conmovido, añadía cómo había visto a Castro ofrecer incluso la Luna a su anhelante auditorio. Y este señalamiento se producía en el momento en que Castro se preparaba para dar el gran salto adelante que borraría todo vestigio de democracia en la Isla.

Ahora, en 2004, el Parlamento Europeo ha tenido que rechazar la irresponsable resolución del gobierno español destinada a suavizar la Posición Común de la Unión Europea (UE) ante la resistencia de Castro a aceptar el conjunto de recomendaciones que en su momento la UE hiciera llegar a La Habana.

Es un verdadero desastre para los cubanos que en el seno de la UE se haya producido una escisión tan drástica con respecto a la política a seguir para asegurar un restablecimiento de la democracia en Cuba. De nuevo las pugnas ideológicas internas de los partidos políticos europeos buscan dirimir sus diferencias en el escenario cubano.

Los peligrosos amigos cubanos del gobierno español, cuya voz asume en Estrasburgo Miguel Ángel Martínez, un connotado defensor de las tesis de La Habana, muestran su incoherencia. Recientemente, el gobierno español se mostró reacio a restablecer cualquier tipo de diálogo con las facciones políticas cercanas a ETA hasta tanto la organización terrorista y sus simpatizantes no condenen la violencia y depongan las armas.

La simetría con el caso cubano es evidente. Hasta tanto Castro no libere a los presos políticos encarcelados, la UE no debe cambiar su actitud. Pretender abrir un nuevo diálogo con el régimen cubano desde las posiciones de fuerza que él mismo establece es algo más grave que un error estratégico. Es una traición a las aspiraciones del pueblo cubano.

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