Fidel Castro pudo declarar después de la caída en Santa Clara: "Estoy entero". Pero lo cierto es que el almanaque no perdona. La caída vino casi tres años después de aquel desmayo en la concentración de El Cotorro, y en el panorama político cubano se perfila una situación que ya se ha producido en otros regímenes unipersonales y totalitarios: el factor de la cercanía y el acceso al jefe presupone poder. Fue el caso de China, durante la época de Mao Zedong.
Lo cierto es que aunque Castro conserve "toda" su lucidez, su ritmo de desplazamientos se puede ver reducido y tendrá que acudir a correas de transmisión de sus ideas e instrucciones. No es nada nuevo en este tipo de sistemas y Cuba no es una excepción.
En los últimos años han ido escalando en la jerarquía un grupo de jóvenes que se identifican en un proceso común. Primero, por el regreso a la Isla del "niño trofeo" (léase Elián) y, posteriormente, por la denominada "batalla de ideas".
Por el momento, en lo que se refiere a la cercanía, nadie le gana al secretario personal de Castro, Carlos Valenciaga. Un personaje poco conocido, pero que el propio gobernante cubano se encargó de proyectar al escenario político, cuando recientemente le encomendó que leyera —en su nombre— la argumentación para retirar el dólar norteamericano de la circulación.
Fuera del círculo más cercano de los colaboradores de Castro, uno de los que más acceso directo tiene al Comandante en Jefe es Randy Alonso, el moderador de las mesas redondas.
Castro es quien selecciona los temas de estos espacios televisivos y, en muchos casos, también los participantes. Por lo tanto, aunque Alonso formalmente sólo es miembro del Comité Nacional de la UJC, su acceso directo al jefe es mucho más frecuente que el de ministros, o de otros miembros del Buró Político del PCC.
En muchas ocasiones, el diario Granma no ha cerrado su edición en la madrugada, debido a que el Comandante no ha enviado la nota acerca de la Mesa Redonda del día siguiente. Es difícil imaginar que discuta el tema con Alonso, pero nada extraño que le dicte instrucciones precisas acerca de cómo debe ser abordado el asunto. Cuando se trata de un aspecto crucial de la vida política, social o económica del país, Castro es uno de los asistentes y termina por robarse el espacio informativo.
La saga de Elián
El fulgurante ascenso de Yadira García Vera, recientemente nombrada ministra de la Industria Básica, está relacionado directamente con este proceso. Ella fue miembro del Buró Nacional de la UJC, en la etapa en la cual Carlos Lage era primer secretario de esa organización. Su paso al estrellato se produjo después de formar parte del Equipo de Coordinación y Apoyo del Comandante en Jefe y por su papel privilegiado en la campaña para el regreso de Elián.
Poco antes, Castro la había seleccionado para dirigir el Partido Comunista de Cuba (PCC) en la provincia de Matanzas. Cuando se produjo el "caso Elián", su tarea única fue manejar directamente las relaciones con los familiares del niño balsero. Este era un trabajo controlado por Castro y, evidentemente, García Vera siguió al pie de la letra todas las orientaciones.
Hay otros personajes que aparecen en la escena pública y que se distinguieron durante el periodo del "caso Elián" y, posteriormente, en la "batalla de ideas".
Por el momento, tal parece como si Hassan Pérez, miembro del Buró Nacional de la UJC, hubiese pasado un poco al ostracismo. Hay indicios de que se perfila como candidato a dirigir la organización juvenil, después de su próximo congreso. Durante la batalla para "el rescate" de Elián, las arengas de Hassan eran tan furibundas que el ingenio cubano lanzó el chiste, casi convertido en consigna: "Devuelvan a Elián, pero llévense a Hassan". Es probable que el propio Castro haya decidido sacar, en ese entonces, a Hassan de la primera línea de combate; pero eso no significa que haya pasado al olvido. |
