Según entidades internacionales que se dedican a los estudios militares, Corea del Norte dedica cerca del 23 por ciento del Producto Interior Bruto a los gastos de defensa, para mantener unas fuerzas armadas y personal de reserva que se calcula en 3,7 millones de personas, en un país que cuenta con 22 millones de habitantes.

En el caso de Cuba, la Ley de Defensa Nacional, aprobada el 21 de diciembre de 1994, deja abiertas las puertas para todo tipo de gastos. El artículo 120 de esa legislación resulta ilustrativo:

"El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias podrá utilizar en tiempo de paz una parte de la Reserva Militar de Medios y Equipos de la Economía Nacional para asegurar las actividades de preparación y otras relacionadas con la defensa. Los gastos en que incurran los órganos y organismos estatales, las entidades económicas e instituciones sociales por este concepto son financiados a cuenta del presupuesto del Estado, de acuerdo con las disposiciones complementarias que se dicten".

Según informes de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el presupuesto de Defensa de 2004 creció en un 8,9% con respecto a 2003, mientras que el de Seguridad Social sólo lo hizo en un 3%, Servicios Comunales (4,0%) y el financiamiento de la actividad empresarial (1,0%).

Corea negocia, Cuba maquilla

El Bastión 2004, como también fue el caso de las detenciones masivas y los juicios sumarísimos contra disidentes, en la primavera de 2003, se realizan "respetando" las leyes vigentes, según el discurso oficial. Nada que objetar, y cualquiera que ose internamente cuestionar los gastos militares, cuando las atenciones deberían estar dirigidas hacia la economía y el bienestar de la población, irremediablemente puede ser acusado de "agente del imperialismo".

En el caso de Corea del Norte, existen indicios de algunas iniciativas que podrían conducir a aliviar la tensión con Estados Unidos, que ya dura desde octubre de 2002, cuando las autoridades de Pyongyang confirmaron la reanudación de un programa de procesamiento de uranio enriquecido, en violación de un acuerdo firmado con Washington en 1994. También en este caso, el argumento fueron las "amenazas" norteamericanas.

Según un diario japonés, el régimen comunista norcoreano decidió que un enviado especial de Pyongyang se traslade a Washington, a mediados de diciembre, para negociar una nueva ronda de la reunión a seis bandas, en las que participan ambas Corea, China, Japón, Rusia y Estados Unidos.

La información, publicada el pasado 26 de noviembre en el diario japonés Nihon Keizai Shimbun, confirmó otras versiones acerca de un presunto cambio de estrategia norcoreana, para evitar un mayor aislamiento internacional.

Hay un ejemplo sobre el que podrían reflexionar dirigentes cubanos y norcoreanos. En poco más de un año, el dirigente libio Muamar el Gadafi adoptó una serie de medidas pragmáticas y hasta el reconocimiento público de que había ordenado sabotajes contra aviones de pasajeros; pagó indemnizaciones y consiguió entonces mejorar su imagen internacional y fueron levantadas las sanciones contra su régimen.

El pasado 25 de noviembre, el presidente francés Jacques Chirac estuvo en Trípoli y elogió la actitud del líder libio para poner fin a su aislamiento internacional.

En Cuba, como es de sobra conocido, se han producido algunas excarcelaciones del grupo de los 75, condenados a pesadas penas de cárcel. Casi todos los disidentes y analistas coinciden en que esto ayudaría a "mejorar la imagen" del régimen de Castro, a pesar de que también ha condenado a otros 14 disidentes en lo que va de año.

Pero el circo, al igual que la represión interna, no se detiene. El ejercicio militar Bastión 2004 tiene como objetivo "mostrar los dientes" a Washington, mientras La Habana parece adoptar medidas pragmáticas y cosméticas para salir del aislamiento internacional en que se encuentra.