www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de abril de 2005

 
  Parte 1/2
 
Europa, la derecha y la magia de Birmania
A raíz de la reciente discusión en el Instituto de la Empresa Americana sobre la política europea hacia Cuba.
por ARTURO LOPEZ LEVY, Denver
 

El Instituto de la Empresa Americana (AEI) es uno de los más influyentes tanques pensantes en Washington. El AEI cuenta en su cuerpo de analistas con intelectuales vinculados a las ideas de las últimas administraciones republicanas, como Irving Kristol, Joshua Muravchik, David Frum, Newt Gingrich y Richard Perle. Para América Latina, el AEI ha contado con Mark Falcoff, autor de varios libros sobre las relaciones entre EE UU y Cuba, entre los que destaca Cuba: la mañana después. Como es de esperar, Falcoff tiene sesgos ideológicos de derecha, su trabajo es serio y, desde el punto de vista histórico, basado en hechos y cifras aceptadas, más allá de posiciones políticas.

R. Sikorski
Radek Sikorski: 'Si el embargo no ha funcionado en 40 años, es muy probable que no funcione en el futuro'.

La pasada semana, el AEI organizó una provechosa discusión sobre la política europea hacia Cuba. La importancia del AEI, como uno de los baluartes ideológicos del Partido Republicano, y las ideas que allí se ventilaron ilustran favorablemente los vientos que soplan en Washington y que son fuente de esperanza para cambios en la política de EE UU hacia la Isla, aun cuando puedan tomar un tiempo más allá de las elecciones de 2006.

Compromiso constructivo

La embajadora luxemburguesa en Washington, Arlette Conzenious, comenzó el panel explicando los principios de compromiso constructivo enunciados en la Posición Común Europea de 1996, y desarrollados bajo las condiciones posteriores al triunfo de José Luis Rodríguez Zapatero en España. Las presentaciones de la embajadora y del consejero español Juan José Buitrago mostraron la posición europea no como una alternativa de "policía bueno" en la subversión del gobierno cubano, sino en sus propios méritos y objetivos de preparar una transición gradual y pacífica que tome en cuenta los intereses nacionales europeos y cubanos.

Conzenious expresó que Europa no quiere determinar el resultado específico de los procesos políticos en Cuba, sino promover la observancia de estándares internacionales reconocidos de derechos humanos. En ese sentido, apuntó como prioridades europeas que el gobierno cubano se adscriba al Convenio Internacional de Derechos Económicos y Sociales y que permita el acceso regular a las cárceles del Comité Internacional de la Cruz Roja.

El consejero político de la embajada española, Buitrago, rechazó implícitamente las recientes acusaciones del ex presidente José María Aznar sobre un supuesto abandono de la causa democrática cubana por los países europeos. Por el contrario, Buitrago explicó que la España de Zapatero aboga por sistematizar los contactos con la sociedad civil cubana sobre bases más regulares, incluyendo encuentros mensuales con la oposición. Ambos diplomáticos recalcaron el compromiso europeo en afilar una estrategia comprometida con una transición gradual a la economía de mercado y la democracia, en la que importen más los pasos concretos en la Isla que las declaraciones.

Conzenious y Buitrago apuntaron a la necesidad central de evitar desarrollos violentos y traumáticos, demandar la liberación de los presos políticos y trabajar para que las mejores condiciones y capacidades existan, en el pueblo de la Isla, en el momento en que una transición pueda ocurrir. Para eso, defendieron la coherencia de un diálogo con las autoridades sobre derechos humanos y la implementación de programas de intercambio cultural e inversiones económicas, paralelos a encuentros sistemáticos y cooperación con la sociedad civil para fortalecer su autonomía.

Una derecha internacional que evoluciona

Frente a una reacción exiliada condenada a la repetición, el panel mostró una derecha internacional mucho más flexible. El polaco Radek Sikorski, presidente de la Nueva Iniciativa Atlántica (NAI), cuestionó la validez del embargo desde la lógica de que si no ha funcionado en cuarenta años, es muy probable que no funcione en el futuro. "El repudio más ferviente a Stalin no implicó jamás rechazar el caviar ruso", dijo Sikorski, que regresó recientemente de encuentros en La Habana con los que llamó "profundamente anticomunistas" cubanos, en los que predominó el rechazo al embargo.

Mark Falcoff realizó una breve pero enjundiosa presentación. Falcoff comenzó por afirmar que el embargo no funcionaba, para dejar flotando la cuestión de si su levantamiento, o bajo qué condiciones de tal acción, podría ayudar a la lucha por la democracia.

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