www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 1/2
 
La intención es un triunfo
Asamblea para Promover la Sociedad Civil y Diálogo Nacional: Interrogantes y recomendaciones cubanas.
por OSCAR PEñA, Miami
 

¿Es importante proyectar una Asamblea Nacional de la Sociedad Civil en Cuba? Sí. Es un paso de madurez política de la oposición cívica cubana. En la presentación de la alternativa política en cualquier país, se puede observar la seriedad y futuro que espera a una nación. En Cuba, es vital el propósito de buscar consenso nacional entre todos los grupos y trazar el trabajo que se debe realizar para fomentar la necesaria y organizada transición democrática, así como el trayecto de desarrollo económico que requiere el país. Incluyendo posibles pactos de transición con autoridades civiles y militares del régimen.

M. B. Roque
Martha B. Roque, una de las organizadoras del Congreso del 20 de mayo.

¿Es importante proyectar un diálogo nacional para discutir entre todos los ciudadanos los cambios que necesita la sociedad? Sí. Es extremadamente saludable que el pueblo cubano pueda un día hacer propuestas y expresar sus verdaderos sentimientos, dudas e inseguridades, sin temor a represalias. Que se convenza en el intercambio de ideas de que los problemas de Cuba son de sello nacional.

¿Existen antecedentes de la reacción del régimen ante este tipo de actividades? Sí. En 1989, el Comité Cubano pro Derechos Humanos invitó a un grupo de personas contestatarias del régimen y de diferentes sectores de la sociedad cubana a reunirnos en la casa del valiente y fallecido disidente Sebastián Arcos Bergnes, en el reparto Aldabó, en Ciudad de La Habana, para buscar consenso ante la problemática cubana.

Eran exactamente las nueve de la mañana, y con la mitad de los concurrentes ya dentro, cuando fue asaltada la casa por cielo y por tierra. Encima, se posó un helicóptero del Ministerio del Interior y por tierra llegaron paramilitares, hombres de la llamada "respuesta rápida". Decenas de camiones bajaron personal que pintorreteó las paredes de la casa, cortaron el agua, la luz, etcétera.

Alrededor de las diez de la noche, agotadas las tropas represivas de gritar e insultar, sin notar una pizca de debilidad en los asediados, llegó la orden de derrumbar la puerta principal de la casa para que entraran altos representantes del régimen, ''intercediendo por nuestras vidas''. Expresaron que estaban "controlando al pueblo", que quería matarnos, y debían sacarnos en carros patrulleros para evitar mayores desgracias. La respuesta fue digna: "no queremos oír sus mentiras; cuando ustedes retiren sus tropas de asalto, nosotros salimos de este hogar por nuestros medios".

Con ética e inusitado valor ganamos aquella batalla, pero no se dio la asamblea. Aunque no teníamos a nuestro favor la presencia de las cámaras televisivas extranjeras que existen hoy dentro de Cuba para que se observara aquel salvaje atropello, a El Nuevo Herald llegó la noticia y fue reportada. El régimen demostró su naturaleza contra pacíficos oponentes.

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