www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/2
 
La intención es un triunfo
Asamblea para Promover la Sociedad Civil y Diálogo Nacional: Interrogantes y recomendaciones cubanas.
por OSCAR PEñA, Miami
 

Ya lo había hecho también en 1988, en la calle 23 del Vedado, en una exposición de arte disidente, donde hasta el propio ministro del Interior estuvo presente. Y lo repitió de manera brutal en 1990, en la calle H del Vedado, como respuesta a un llamado que hicimos para sentarnos entre cubanos en una mesa nacional para discutir los problemas de Cuba.

Lo más importante es el simbolismo

¿Se efectuará la reunión del 20 de mayo y se desarrollará el proyecto del Diálogo Nacional entre ciudadanos? La primera recomendación que hago a mis compatriotas de la Isla y del exilio es no perder la perspectiva política de la realidad. Puede ser frustrante. Si dañino es parecer pesimista, más lo es basarse en infundadas expectativas. Obviamente, un régimen de pura raza totalitaria no va a permitir una cumbre disidente. Es mucho su temor. Dejarían de ser lo que son. La Asamblea ya puede darse por celebrada. La intención es un triunfo.

Juro que deseo estar completamente equivocado —quisiera tener un adversario menos cobarde políticamente—, pero mi opinión es que la reunión del 20 de mayo y el Diálogo Nacional no van. El mismo miedo que tuvo Fidel Castro hace 15 años de que la sociedad civil cubana pujara y se desarrollara, lo tiene hoy. Y el mismo miedo y confusión que tenía nuestro pueblo ayer lo tiene hoy. Todavía está inconsciente, o con el solo propósito de emigrar. Ello es un muy serio reto para los responsables de la proyección y el mensaje de Radio y TV Martí, así como para los rectores y comunicadores de las emisoras comerciales de Miami con interés en el problema cubano. Quizás no hemos sabido ser lo suficientemente capaces y convincentes con el pueblo cubano.

Este panorama negro acerca de las perspectivas del 20 de mayo y del proyecto del Diálogo Nacional nos reta al desafío de qué hacer ante esa realidad. Lo primero es enfrentar la difamación del régimen sobre los disidentes. Para ello, recomiendo comenzar una campaña nacional de darse la mano entre cubanos. Que cada miembro de las 340 organizaciones que componen la Asamblea Nacional, así como los activistas del Diálogo Nacional, tomen la iniciativa, cuadra por cuadra en todo el país (cada uno en su territorio), de visitar casa por casa, ir de cubano a cubano, darle la mano y expresarle: "Compatriota, usted ha oído decir que los disidentes cubanos, la gente de los derechos humanos —como nos dicen—, somos mercenarios, agentes de la CIA, contrarrevolucionarios, etcétera. Sepa que nada de eso es verdad. Somos cubanos que deseamos lo mejor para Cuba y, lo más importante, contamos con usted y con todos los cubanos para el cambio".

Tratar de que nos conozcan cara a cara. Romper la desinformación del régimen. Ese es nuestro reto hoy. Alcanzar ser ficha de cambio para el pueblo. La próxima asamblea la hacemos debajo de una mata de mango, sin recursos. Lo más importante es el simbolismo del hecho.

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