www.cubaencuentro.com Jueves, 06 de octubre de 2005

 
  Parte 1/2
 
Cautivos del entusiasmo
Desde Sandino hasta Baraguá: pueblos de castigo, ciudades militares, remedos de un gulag tropical.
por JAIRO RíOS, La Habana
 

Ya nunca van a parar. Los diseñadores de la tortura psicológica cubana se han sumado al carnaval caraqueño de Hugo Chávez. Hace unos días presentaron como un adorno caritativo del presidente venezolano las nueve viviendas destinadas a los afectados por el paso de un huracán, en el poblado pinareño de Sandino.

Soldados
Jóvenes estudiantes de carreras militares.

Luego de casi cuatro décadas de haber inventado aquel remedo de gulag tropical en que convirtieron ese occidental pueblo, han soltado amarras, limpiaron con detergente y tiraron las alfombras para presentar las bondades del nuevo socialismo. ¿Cuál es el nuevo modelo? El de la petropolítica hecha a base del intercambio de trabajadores y profesionales del Ministerio de Salud Pública por barriles del crudo venezolano.

Lo de Sandino salió a flote hace unos días, cuando la entrada triunfal de Chávez y Castro a ese municipio pinareño. Parecía que Cristo bajaba de la cruz y repartía el pan entre los miles de la antigua Jerusalén, o sanaba a los enfermos donde estuvo el leproso del pasaje bíblico. Pero no.

La historia no entiende de tapujos ni engañifas. Ese es uno de los pueblos cautivos, una de las megacárceles cubanas, creadas al calor de aquella insurrección, a mediados de los años sesenta, en la Sierra del Escambray y otros sitios de la geografía montañosa de la Isla. A pueblos como ese llevaron a miles de sujetos activos y pasivos de aquella lucha. Colaboradores primero, después a las esposas e hijos.

Lo que sucede es que en cada batalla hay vencedores y vencidos, y hacia allí fueron los derrotados. Hasta bien entrados los años ochenta, gran parte del mundo no sabía que existieran en Cuba casos como estos. Y sí, ahí están Sandino y otros pueblos cautivos.

Las imágenes que puso la televisión cubana no dejaron lugar a dudas. La comunidad escogida fue tan afectada como otras por los últimos ciclones, meses atrás, sólo que a todas no ha llegado la respuesta humanitaria, ni la debida atención sanitaria y constructiva a la inmensa mayoría de los damnificados.

Véase si no la situación actual de pueblos como Media Luna y Pilón, en la costa sur de la oriental provincia de Granma. Son municipios en verdadero estado de catástrofe, dolientes de grandes carencias de recursos económicos, sufrientes de la arrogancia de un gobernante que no aceptó ayuda extranjera, ni permitió declarar aquella región del país como zona de desastre para no ver en sus lares a organizaciones humanitarias internacionales.

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