www.cubaencuentro.com Lunes, 18 de agosto de 2003

 
   
 
Con chapa y tolete
El gobierno cubano tendrá que arreglárselas sin la asesoría policial francesa, que estaba en el orden de unos tres millones de euros incluidos en la ayuda de la Unión Europea.
por ALCIBíADES HIDALGO, Washington
 

Uno de los primeros acuerdos de cooperación interrumpidos entre un país miembro de la Unión Europea y Cuba fue el que Francia ofrecía a la Isla en asesoría policial. Suena raro, pero París y La Habana se entendían en esta materia, pese al oscuro récord del gobierno cubano en el respeto de los derechos de sus ciudadanos. Fue necesaria una demostración desmesurada de su capacidad represiva, incluidos tres fusilamientos claramente injustificados, para que Europa reaccionara.

Policias cubanos
Policías cubanos: cuatro veces más que el sueldo promedio.

La Habana ripostó a esta y otras sanciones más dolorosas en el plano político con la renuncia a toda la ayuda de la UE, convertida ahora en el nuevo enemigo. Unos 15 ó 20 millones de euros estaban previstos cada año en proyectos humanitarios, que evidentemente importan menos al gobierno cubano que algún giro delirante del discurso político único. "Cuba no necesita de la Unión Europea para sobrevivir, desarrollarse y alcanzar lo que ellos no podrán alcanzar jamás", dijo Fidel Castro el 26 de julio a sus socios europeos que aportan el 50% de la inversión extranjera y el 41% del comercio del país. De paso, inventó un improperio, el "euronarcicismo", que un diario español reconoció como un insulto completamente nuevo y muy original.

La policía cubana tendrá que arreglárselas sin la ayuda de los flics franceses, que estaba en el orden de unos tres millones de euros. En realidad, quizás no hagan tanta falta, porque en equipamiento y salarios la policía es probablemente el sector más próspero de aquella sociedad socialista. El último informe de la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas (CEPAL) que analizó la economía cubana dejó constancia de un aumento del 45% en el presupuesto del año 2001 para gastos de defensa y orden interior, destinado a incrementos de salarios. Un policía habanero puede ganar hasta cuatro veces más que el sueldo promedio, o el doble de un profesional universitario.

Aun así resultan difíciles de reclutar, sobre todo en La Habana. Jóvenes de las provincias orientales —las de peor situación económica—, son los integrantes de las innumerables patrullas policiales que recorren las calles de la capital cubana, solicitan incansablemente sus documentos de identidad a cualquier ciudadano, registran los paquetes que cargan los transeúntes, multan a los vendedores del omnipresente mercado negro y apoyan a los hermanos mayores de la policía política en la represión a la disidencia.

Para los recién llegados agentes del orden, que no pueden orientar en la ciudad a algún descarriado turista, porque desconocen el nombre de las calles, el ingreso a la policía es la única oportunidad de poder vivir en la capital del país. Entre las muchas reglamentaciones de la Cuba de hoy se dictaron hace ya varios años las que impiden el traslado hacia La Habana de los pobladores de otras provincias.

Tampoco es nuevo en la Isla el deseo irresistible de vivir en la populosa capital o de ingresar a la policía como vía para lograrlo. Un popular son del Trío Matamoros en los años treinta, cuando gobernaba otro dictador, Gerardo Machado, cantaba la historia de un oriental que al despedirse de su esposa le prometía llevarla a La Habana "si llego a ser guardia con chapa y tolete". Chapa es un cubanismo: la placa de identificación, y tolete, el clásico bastón corto policial. Con el tolete se propinan toletazos.

Quizás la policía francesa sólo intentaba elevar la calificación profesional, tal vez hasta lingüística, de los encargados de velar por inversiones europeas como el flamante hotel Novotel, de cuatro estrellas, construido cerca de la embajada rusa en la Quinta Avenida de La Habana y también considerado, como la torre soviética, una ofensa arquitectónica. En todos los idiomas hay formas curiosas para denominar algunos objetos comunes. Los franceses, por ejemplo, llaman plaque minéralogique a las matrículas de los automóviles, que en Cuba se conocen como "chapas", igual que las de la policía. ¿Existirá en francés algún equivalente de la muy cubana expresión "con chapa y tolete"? Por el momento, no hay asesores ni fondos de cooperación para intentar la traducción.

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