www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 2/3
 
Los últimos internacionalistas
Militares, maestros, médicos… comisarios: Un entramado castrista de violencia y expansión.
por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas
 

Angola es un doloroso pasaje de la revolución cubana que no ha sido diseccionado como se merece. Todavía quedan muchas historias oscuras, y cuentas que no han sido saldadas. Resulta increíble que alguien que se presume inteligente pueda justificar esta aventura absurda, tal como lo hizo el investigador Fernando Martínez Heredia, en la ponencia Sociedad, transición y socialismo en Cuba.

De acuerdo con el autor, el internacionalismo en Cuba se convirtió en una conducta, y en una conducta masiva. "El internacionalismo cubano en Angola fue independiente, como lo ha sido el internacionalismo cubano siempre... Esto quiere decir que 2.100 murieron en Angola y no podían devolver sus cadáveres a Cuba, a sus familias, porque no había dinero para traerlos. Sólo pudieron venir después, en pequeñas cajitas".

Muy pocos en la Isla se han atrevido a criticar el internacionalismo, asumido como política de Estado. En 1997, el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna circuló, clandestinamente, el texto llamado La Patria es de todos, en el cual se realizaba un análisis crítico del Proyecto-documento del V Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Los firmantes, Félix Bonne Carcassés, René Gómez Manzano, Vladimiro Roca y Martha Beatriz Roque, denunciaban en una parte del texto disidente que "en nombre de la unidad se regaló un central en Nicaragua, se construyó un aeropuerto en Granada y, con el manto del llamado 'Internacionalismo Proletario', se enviaron tropas a matar y a morir en diferentes países (…) Por cierto, que en el documento se elude de pasada estas 'misiones', para no aclarar qué se obtuvo de todo aquel esfuerzo baldío, luto, dolor y enfermedades exóticas, entre otras cosas. Por sólo citar dos países, Angola y Etiopía, dejaron atrás un alto número de muertes de compatriotas, en aquellas tierras extrañas".

Como es de sobra conocido, el texto trasgresor les costó la libertad a los cuatro firmantes.

Médicos, maestros…y comisarios

Con el fin de la guerra fría, el comandante cubano se vio obligado a guardar los soldaditos de plomo en sus cajas. Ya no había quien financiera las campañas militares en el extranjero, en nombre del internacionalismo proletario. Para Castro debió ser muy duro verse reducido a su isla. Pero su suerte cambió con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela, en diciembre de 1998.

El anciano comandante había puesto sus ojos en el líder bolivariano desde 1992, cuando intentó dar un golpe de Estado al presidente constitucional. Su olfato de zorro viejo le decía a Castro que alguien así resultaría de mucha ayuda. Y no se equivocó.

A los pocos días de Chávez juramentarse como presidente, ya estaba Castro dando su primer discurso sobre el internacionalismo en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. En esa ocasión, el dictador relató que cuando Nicaragua solicitó 1.000 maestros, "pedimos voluntarios y se ofrecieron 30.000, y cuando las bandas de la guerra sucia contra los sandinistas, organizadas y suministradas por Estados Unidos, asesinaron a algunos de nuestros maestros, entonces se ofrecieron 100.000".

Remarcó la idea de que el internacionalismo proletario era consustancial a los cubanos. "Por eso hablo de ideas, por eso hablo de conciencia, por eso creo en el hombre... se demostró que la conciencia y la idea de la solidaridad y del internacionalismo pueden llegar a ser masivas".

En octubre de 2000 quedó oficializado un convenio integral de cooperación entre La Habana y Caracas, mediante el cual el gobierno cubano enviaría médicos, maestros, asesores y entrenadores deportivos, a cambio de 53.000 barriles diarios de petróleo. Tremendo negocio hizo el gobernante cubano: ni con los soviéticos tuvo que entregar tan poco para pagar el combustible que le suministraban puntualmente.

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