www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 2/2
 
El inspector de los inspectores
¿Batalla contra las irregularidades o los múltiples disfraces de la corrupción en la Isla?
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana
 

También se dice que de 5.971 auditorías realizadas en 2003 en "el 36% de los casos la situación encontrada mereció calificación de Mal o Deficiente", entre las que se encuentran 47 empresas en perfeccionamiento.

Estos ejemplos y otros que ocurren a diario en cualquier ámbito de la economía nacional indican que algo anda muy mal y que la corrupción no parece ser una consecuencia exclusiva del capitalismo y de las políticas neoliberales, sino que las mismas están emparentadas con las necesidades irresueltas de los pueblos.

Por ello, sin desestimar las "batallas" y otras gestiones realizadas, se impone un análisis integral que sobrepase la "confirmación del origen o destino de los productos o las insuficiencias del sistema de auditorías". Un mal tan generalizado y tan resistente a las interminables "batallas", invita a una reflexión más profunda y participativa.

El hecho de que en Cuba la propiedad estatal es casi absoluta; que nadie puede vivir de los insuficientes ingresos frutos del trabajo —el salario promedio no rebasa los diez dólares al mes—; que los ciudadanos están inmovilizados por prohibiciones legales en materia de derechos económicos, lo cual impide la realización personal y social, así como el aprovechamiento del potencial técnico y cultural de los cubanos, es lógico que la opción popular mayoritaria sea la de "escapar", término también eufemístico que significa sobrevivir por cualquier vía.

"Una gigantesca y eficiente red de productos y servicios, al margen de la ley —escribí en un artículo hace unos tres años—, funciona a lo largo y ancho del territorio cubano. La oferta de artículos originales o adulterados abarca, desde una aguja de coser hasta un detective privado; desde una linda caribeña hasta una consulta astrológica, desde una reparación de calzado hasta la construcción de mansiones; desde la prensa hasta un documento oficial".

A falta de locales propios, la red emplea los del Estado, donde comercializan o prestan sus servicios, lo que originó el vocablo "Estaticular"; es decir, gastos del "Estado" y utilidades del "particular". La fuente principal de abastecimiento es el robo, con la consiguiente corrupción. Los verbos "escapar", "luchar" y "resolver"designan acciones para adquirir lo necesario "adicional". Situación agravada por las diferencias sociales que ha introducido la dolarización.

Lo más peligroso de este fenómeno es su duración en el tiempo y el efecto dañino sobre la moral. Como conjunto de normas que se acatan o transgreden, en dependencia de fines e intereses, en el caso de Cuba las conductas al margen de la ley se han convertido en normas aceptadas socialmente y están permeando la conducta de las mayorías.

Eso explica que los auditores —también cubanos— necesiten de otros auditores e inspectores que los controlen, anormalidad que conduce a una incontrolable espiral, porque en la Isla muy pocos están exentos de las necesidades primarias que emanan de la obsolescencia del sistema.

Hasta que se reconozca esa realidad y se acometan las transformaciones correspondientes, las "irregularidades" sobrevivirán a las batallas, los ejércitos y las flamantes instituciones creadas para combatirlas.

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