www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
Sueños ahogados
Violencia contra las cubanas: 22 mujeres perdieron la vida en la masacre del remolcador 13 de marzo, ocurrida en el litoral de la Isla el 13 de julio de 1994.
por ILEANA FUENTES, Miami
 

Un día como hoy, 1 de diciembre, se celebra en muchos países el Día Mundial de la lucha  contra el Sida. Reinaldo Arenas, quien falleció en Nueva York precisamente por complicaciones causadas por el síndrome, dejó escrito antes de poner fin a su sufrimiento, que nadie más que el régimen de Fidel Castro era culpable de todas sus penurias, incluyendo su muerte.

El bote
El bote (Sandra Ramos).

El pintor y escritor Jaime Bellechasse también murió a causa del sida. También optó por quitarse la vida ante los estragos del síndrome. Jaime había estado preso siete años por repartir en La Habana "propaganda enemiga". En la cárcel, Jaime, el preso político, fue violado tres veces por presos comunes puestos "para el daño" por los propios guardias. Esta estrategia de amedrentar a los políticos con la peor ralea del presidio común se repite hoy con los 75 opositores arrestados en marzo. A Martha Beatriz Roque Cabello le pusieron en su celda en el hospital a una presa común, quien amenaza con matarla.

Traigo a colación a mis amigos Reinaldo y Jaime porque hay una historia poco conocida, casi olvidada, que en un día como hoy y en esta campaña contra la violencia hacia las mujeres, debo resaltar: el caso de los rockeros que se inyectaron sida en desafío al gobierno ante las condiciones de vida y la inhabilidad de abandonar el país. Entre ellos hubo varias jóvenes que participaron en el virtual suicidio colectivo. Terminaron internadas en el reclusorio para enfermos del sida, conocido como Los Cocos, recluidas en contra de su voluntad y violando sus derechos humanos. A estas alturas ya deben haber muerto.

¿Suicidio el de estas muchachas, el del resto de los rockeros? No, que va, eso sería muy fácil. Porque cuando las circunstancias sociales y políticas de un país que padece un régimen totalitario llevan a alguien hasta la pared sin opciones de vida, todo lo que suceda con esa persona es responsabilidad del régimen. Suicidio inducido equivale a asesinato.

En las cárceles ha habido golpes, torturas, abuso psicológico y muerte. Las muertes por negligencia médica son asesinatos, y varias mujeres han muerto en presidio por esa causa. Ya mencioné los casos de Lidia Pérez y Julia González Roqueta. Pero hay muchos más. De un infarto no atendido murió la presa política conocida como "La Monja". Murió sin que siquiera la viera un médico. El cadáver lo tiraron al piso y lo arrastraron. "Llévense a ésta que ya no jode más…" fue el panegírico del guardia.

¿Y qué de las locuras inducidas por los maltratos, por las condiciones inhumanas en que se mantuvo y se mantiene a las presas políticas? Asesinar a una persona no es solamente ponerle fin a su vida: es ponerle fin a su raciocinio, a su salud, a su potencial como ser humano.

Pero asesinato a sangre fría también lo ha habido, ninguno como la masacre del remolcador 13 de marzo, ocurrida el 13 de julio de 1994 frente al litoral de la Bahía de La Habana. Ese día, 72 hombres, mujeres, niños y niñas, abordaron la nave con un sólo propósito: abandonar la Isla y llegar a Estados Unidos.

Durante 45 minutos, guardacostas cubanos siguieron al remolcador, para entonces iniciar un ataque frontal del mismo, embistiéndolo con sus lanchas por varios lugares, y barriendo con sus indefensos pasajeros a fuerza de manguerazos de agua. En el bestial hundimiento del remolcador, cuarenta y dos personas perecieron, 14 mujeres y 8 menores de edad —entre ellos 3 niñas—, cuyos nombres son:

Rosa María Alcalde Puig (47), Martha María Carrasco Anaya (44), Julia Caridad Ruiz Blanco (35), Martha Caridad Tacoronte Vega (36), Caridad Leyva Tacoronte (36), Odalys Muñoz García (21), Pilar Almanza Romero (30), Lissette María Álvarez Guerra (24), Yuliana Enriquez Carrazana (23), Yaltamira Anaya Carrasco (22), María Miralis Fernández Rodríguez (28), Miladys Sanabria Cabrera (19), Mayulis Méndez Tacoronte (17) y Estrella Suárez (?).

Las niñas asesinadas en el remolcador tenían entre 4 y 2 años, la tercera apenas 6 meses. Todos los niños pequeños fueron arrancados de los brazos de sus madres por los chorros de agua a presión. Los niños: Yausel Eugenio Tacoronte (11), Yacer Perodin Almanza (11), Juan Mario Gutiérrez García (10), José Carlos Nicole Anaya (3), Ángel René Abreu Ruiz (3); las tres niñas eran Giselle Borges Álvarez (4), Cindy Rodríguez Fernández (2) y Helen Martínez Enríquez (6 meses).

El gobierno cubano se ha negado repetidamente a rescatar los cadáveres. Hasta la fecha, las autoridades cubanas ni siquiera se han molestado en identificar o instruir de cargos de asesinato premeditado de civiles indefensos a los guardacostas responsables de la masacre. A la memoria de esas 22 cubanas va dedicada esta columna.

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