En septiembre de 1999 y abril de 2000, respectivamente, la International Women's Action Rights Watch (IWARW) —organización que vela porque se respeten los derechos de las mujeres a nivel mundial— y el Comité para la Eliminación de toda Discriminación a la Mujer de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (CEDAW, por sus siglas en inglés) rindieron informes sobre Cuba.
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Mujeres disidentes: Sin derechos. |
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Ambos informes combinan alabanzas y críticas: alabanzas a los llamados logros y a los esfuerzos realizados por Cuba para alcanzar la equidad de género a pesar "del impacto de la Ley Helms-Burton y del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos", que ha afectado "particularmente a las mujeres responsables de labores productivas y sociales en el hogar…".
Hoy, 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, es sumamente importante hablar de los derechos de las cubanas. No obstante, la contradicción que supone hablar de logros cuando todo un pueblo está sumido en dictadura y represión desde hace 45 años, y a pesar de que en Naciones Unidas solamente se juzga el bloqueo externo y no el que mantiene el propio régimen en el ámbito doméstico, es sumamente revelador que ambos informes sobre la mujer apunten hacia una serie de fracasos y condiciones de negligencia tocantes al cumplimiento de una agenda social respecto a ellas. Y si bien en los informes se culpa de esta persistente inequidad a las tradiciones culturales —el machismo, por ejemplo— también el actual gobierno carga con su parte de la responsabilidad.
Los informes expresan preocupación ante la persistencia de estereotipos y la supremacía masculina en el ámbito público y en el privado. Se menciona que los libros escolares continúan arrastrando imágenes sexistas, al igual que los medios de difusión y la prensa. Se señala que no se ha estudiado ni documentado seriamente la incidencia de la violencia contra la mujer, la violencia doméstica y el acoso sexual, y que por tanto, nada se ha progresado en el ámbito legal en este campo, ni en el área de prevención. Se lamenta que no existan refugios para mujeres maltratadas.
Ambos textos abordan el resurgimiento de la prostitución y convocan a un análisis urgente de las condiciones que llevan a ello. Señalan que si bien la prostitución no es delito en Cuba, a la prostituta se le persisgue y castiga en "centros de rehabilitación para la modificación de la conducta". CEDAW cita a la Relatora Especial sobre Violencia contra la Mujer sobre ello. Según la relatora, los centros violan los derechos de la prostituta a un juicio justo e imparcial, como son igualmente violaciones el trabajo forzado en la agricultura y el encierro.
Se critica la certeza con que comenzó a implementarse el divorcio consensual, señalando que el mismo puede resultar desventajoso para la mujer en términos de su pensión de divorciada, mantenimiento y custodia de los hijos, y sus derechos a la patria potestad.
Se señala el alto porcentaje de mujeres desempleadas y se llama la atención sobre los obstáculos que les impiden integrarse a los renglones laborales mejor remunerados, como las empresas mixtas y la industria turística. También expresan preocupación por las mujeres rurales, de las que casi ni se habla. |