www.cubaencuentro.com Viernes, 03 de diciembre de 2004

 
   
 
La larga autoenmienda
Raúl Rivero, Vázquez Portal y las excarcelaciones: el imprevisible ajedrez de un régimen asfixiado.
por ORIOL PUERTAS, La Habana
 

Fidel Castro comienza a autoenmendarse. Pero quizás no sepa que en su caso ese camino es hoy demasiado largo. Tan largo que no llegará con vida a su final. De cualquier manera, la reciente excarcelación del escritor Raúl Rivero y del economista Oscar Espinosa Chepe, entre otros, es más que una simple buena noticia.

V. Portal
Vázquez Portal: 'Cuba sigue tan anestesiada como antes'.

Las razones ocultas para dar ese paso habrá que dejarlas a la agudeza de quienes desandan los entretelones de las breves coyunturas geopolíticas. Lo cierto es que en el imprevisible ajedrez de un régimen asfixiado, todavía las sorpresas cuentan. Y ya van muchas para apenas un par de meses.

Sin embargo, más de uno, desde afuera, lo seguirá viendo todo mal. Peor que antes, vaya. Estos tiempos han reforzado la precariedad de las opciones alternativas internas y para colmo, después de año y medio en frías celdas, no sería raro que opositores, disidentes y periodistas terminen marchándose a un exilio casi obligatorio. Pende sobre ellos la vigilancia policial que podría trocarse en retorno a la prisión. Tendrían que dejarlos trabajar, hacer oposición, mostrarse al mundo libre igual que antes. Sabemos que se necesita para ello voluntad y tolerancia, de las cuales nunca ha hecho gala la soldadesca castrista.

Así, el horizonte de la oposición interna se tornaría más frágil aún. Quedan decenas de prisioneros en las mismas inmundas cárceles. Se sabe que la aritmética del régimen adiciona dos presos por cada uno liberado. El propio Rivero, ya en libertad, lo expresó a Encuentro en la Red: "quiero trabajar, como creo que debo hacerlo. Si no puedo, pues tendré que salir de la Isla". Lo más probable es que no lo dejen.

Apenas unos días atrás, otro reconocido periodista también excarcelado, Manuel Vázquez Portal, anunciaba su salida del país. Sus declaraciones sonaron como un mazazo: "[Sé que al hacerlo] aumenta el estado de indefensión del pueblo cubano (…), [pero el pueblo] no ha respondido a la generosidad de los opositores, de los líderes políticos y la prensa independiente. En este momento hay aún 68 opositores y periodistas independientes encarcelados y Cuba sigue tan anestesiada y adormilada como antes".

Son palabras muy polémicas, es cierto, pero Vázquez Portal tiene toda la autoridad moral para expresarlas. Puede que haya desencanto, pero jamás levedad en quien ha sufrido los rigores extremos de la represión dentro de la Isla.

'Buena prensa'

Es como el despertar tras una pesadilla ver a Raúl Rivero abrazado de su infatigable Blanca Reyes. Pero acaso Fidel Castro haya sacado sus cuentas. Y puede incluso que le salga todo muy bien, a pesar de los llamados de alerta de buena parte de la comunidad internacional. Para decirlo con Rivero, va a lograr —ya lo está logrando, sin dudas— "buena prensa".

Y es que la gestión política mundial, amén de lo pálido, parece resignarse también a la solución biológica en el tema de la transición en Cuba. Un triste ejemplo lo constituyó la aburrida Cumbre Iberoamericana de San José, Costa Rica, en la cual otra vez Cuba volvió a ser admitida acríticamente, y encima permitieron que se le endosara a la Declaración un párrafo en el que se condenan, también acríticamente, los indultos de Panamá.

Sorprende la rapidez con que se condena un hecho de evidente carácter bilateral y muy manipulado por La Habana, en contraposición con los arduos tropelajes y discusiones que se arman cuando se intentan condenar las violaciones de los derechos humanos en naciones como Cuba y Venezuela, por citar dos casos flagrantes.

Crezca, por favor, la unidad de criterio en torno a pertinentes exigencias sobre la naturaleza de un sistema avasallador y brutal. Es precisamente ahora cuando deben redoblarse las condenas a un régimen tan obsoleto como el verde bélico de sus vestiduras. Cada hombre encarcelado por disentir u oponerse, o simplemente por decir lo que piensa, es una mancha para este pasado que sufrimos en presente, porque en Cuba no acaba de quebrarse lo peor del siglo XX.

Cada preso liberado es prueba todavía mayor de esa inviabilidad a que nos somete la ambición personal de un caudillo.

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