www.cubaencuentro.com Jueves, 14 de abril de 2005

 
  Parte 1/2
 
A comerse el cable
La Habana planta cara al 'enemigo imperialista Show de Cristina' y ofrece a cambio más Mesas Redondas.
por JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
 

Si el ramplón Show de Cristina o los culebrones almibarados del Canal 51 y del 23, son hoy populares y seguidos en vivo dentro de Cuba, no se debe a una operación encubierta de la CIA, sino a la necesidad casi desesperada que tiene la gente de apartar la vista, aunque sea por un rato, de tanto discurso solemne, tanta imagen chata, tanto dogma y tan cargante como falso convite al sacrificio. Quien conspira contra él mismo, en este orden, es el régimen, nadie más.

C. Cruz
Cristina y Celia Cruz, en Univisión.

Ahora resulta que ha cundido la alarma en los medios policiales y que otra vez se pone en marcha la llamada "Operación Rastrillo" para desmantelar, dicen, el mecanismo de acceso clandestino a los canales de televisión procedentes de Estados Unidos.

Nadie duda que será fácil para ellos amarrarle las manos (durante días más, días menos) a los magos-piratas que se dedican a propagar masivamente esta pintoresca variante de televisión por cable, en un país en que tal servicio es patrimonio oficial sólo para extranjeros, magnates políticos e hijos de papá.

Lo difícil tal vez sea conseguir que los espectadores de a pie, una vez privados de sus novelones y de su Sábado Gigante, acepten ver la Mesa Redonda. Y aún más difícil será que se sientan salvados por quienes pasan el rastrillo con la pretensión, dicen, de librarlos de la mala influencia ideológica de esos programas, sin los cuales sus ratos libres volverán a ser aburridos, densos, interminables.

Y ahora con nocturnidad y alevosía, pues estaban acostumbrándose a verlos en directo e incluso a comentar sus pormenores, de tú a tú, con los parientes de Miami.

Antes, los piratas ofertaban esos programas sólo en variante de vídeos refritos. No habían descubierto los avances de la técnica. Así que el espectador de aquí estaba en desventaja con la familia de la otra orilla, que conocía el final del novelón cuando ellos apenas se adentraban en el primer capítulo. Sin embargo, esta etapa primitiva fue dejada atrás.

Piratas a lo Errol Flynn

Desde hace algún tiempo, en toda la Isla, pero particularmente en los barrios y pueblos de la periferia habanera, la gente ha estado llenando sus noches y fines de semana con lo que aquí es llamado popularmente "el cable", fruto de una delirante maniobra con la que el pirata traspasa a cientos de hogares —mediante ramificaciones de cables que atraviesan patios, balcones, techos— la señal que es captada desde el exterior por un solo televisor, con una sola antena y una sola tarjeta de software.

1. Inicio
2. A tal punto...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Desde El Monte hasta La Selva
EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
Crónica de cuatro vidas
RONALDO MENéNDEZ/DESIRéE RUBIO DE MARZO, Madrid
Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos: El bosque eterno
RAFAEL E. SAUMELL, Texas
Editoriales
Sociedad
Represión en Cuba
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir