www.cubaencuentro.com Miércoles, 18 de mayo de 2005

 
   
 
El más largo testamento de la historia
«¡Qué devuelvan a Posada Carriles!»: ¿Cuánto combustible puede aportar todavía este caso a la retórica de barricada que esgrime el régimen para mantener en jaque a los cubanos?
por ORIOL PUERTAS, La Habana
 

Una nueva campaña (¿la última?) por parte del régimen de Fidel Castro ha sido puesta en marcha. Su origen radica en la supuesta permanencia de Luis Posada Carriles en territorio de Estados Unidos, con la tolerancia de las autoridades norteamericanas.

P. Carriles
Posada Carriles: ¿caso Elián, segunda parte?

Las sucesivas e interminables comparecencias del anciano Comandante ante las cámaras de la televisión nacional y la inminente convocatoria a una nueva ola de marchas multitudinarias frente a la Oficina de Intereses estadounidense en La Habana, anuncian otra larga batalla política, diplomática y, por supuesto —y quizás en primer orden—, mediática, con objetivos que vuelven a aparecer muy definidos y claros ante los ojos de los cubanos, especialmente de quienes vivimos y sufrimos aquí dentro.

Quienes piensen que Fidel Castro libra —como divulgan sus escasos y aburridos periódicos— "un nuevo combate por la justicia y la dignidad de su pueblo", se equivocan de medio a medio. Habrá que ser muy ingenuo, crédulo y desmemoriado para imaginar que su maniobra termina con la extradición de Posada Carriles a Caracas, en correspondencia con la solicitud de las autoridades venezolanas. Posada Carriles no es más que otra pieza de un siniestro juego que se alarga en la tan necesaria confrontación con Estados Unidos, ese predilecto combustible para la retórica de La Habana.

Los mecanismos movilizatorios del régimen han conocido tres excelentes pretextos para esa confrontación en los últimos cinco años, los mismos que ya cumplió la denominada "batalla de ideas". El primero fue el caso de Elián González, resuelto a favor de la familia del niño balsero en la Isla, o sea, a favor de Fidel Castro. La segunda se mantiene todavía y es el empantanado caso de los cinco espías presos en Estados Unidos, sin solución a corto plazo. El tercero ha comenzado y, en su aún incierto curso, ya se han involucrado al menos seis países del área, según las palabras del gobernante cubano: Panamá, Honduras, El Salvador, México, Chile y Estados Unidos.

El 'blanco móvil' de Castro

A todas luces, el caso de los cinco espías ya no sirve de mucho al régimen. Su definición judicial no ha sido nunca favorable a La Habana —aunque no creo tampoco que sea ese su deseo más inmediato— y su tramitación en las Cortes norteamericanas se ha extendido más de lo que tolera la voracidad mediática de Fidel Castro. De perillas le vino entonces el periplo de Posada Carriles desde su indulto en Panamá hasta su posible ingreso a territorio norteamericano.

Posada Carriles es un viejo "blanco móvil" de Castro. Durante décadas su rastro se perdía y aparecía cíclicamente, y sus movimientos entre Caracas, Tegucigalpa, Ciudad de Panamá,  Miami y otras urbes del área, eran seguidos por la inteligencia cubana para ser usados oportunamente, según soplaran los vientos, en nuevos casos de denuncias y confrontaciones con gobiernos enemigos.

Pero no nos cansemos de repetirlo: cada campaña política orquestada por La Habana es además otro desvío sustancial del interés que suscitan en la población tantas agonías y problemas económicos y sociales, generados por un sistema probadamente incapaz de aportar soluciones a tantas dificultades cotidianas.

Nadie dude de que, como buen populista, las migajas que fueron anunciadas hace algunas semanas (reparticiones de ollas y módulos de cocina, devaluación del dólar y subida de los salarios) sirvieron para abonar el terreno, ya archiconocido, de las tradicionales convocatorias a la defensa de esta suerte de desprestigio socialista y las movilizaciones de reafirmación revolucionaria.

En realidad, lo que Fidel Castro comenzó en marzo pasado, con sus extensos discursos televisados, no es más que un testamento desde el poder. El testamento más largo y raro de la historia, porque en lugar de dar, quita: un testamento al revés. Además, si Cuba ya posee el récord Guiness de "el son más largo del mundo", ¿por qué no dejar huella semejante en el fértil terreno de la política planetaria, donde por suerte ya no abundan los competidores de tribuna, como décadas atrás en todos los continentes?

¿Cuánto puede durar esta nueva campaña? ¿Cuánto gas puede aportar todavía este caso a la retórica de barricada que tenazmente esgrime el régimen para mantener en jaque a su propio pueblo? Nadie puede saberlo. Lo realmente cierto es que, aun resolviéndose favorable a Fidel Castro el affaire Posada Carriles, pronto echará mano a otras motivaciones, que no faltan en este mundo, para activar otras campañas.

Aunque muchos le recomiendan que se apure. Porque el tiempo es implacable. Y pasa facturas definitivas.

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