www.cubaencuentro.com Lunes, 08 de agosto de 2005

 
   
 
El Comandante Verano
Ni el terrorismo ni el próximo artefacto que se pretende distribuir a la población: Ahora es el calor y la promesa incumplida de 'eterna electricidad' lo que ocupa la mente de los cubanos.
por REINALDO ESCOBAR, La Habana
 

Bajo la terrible nevada moscovita del año 1812, Napoleón Bonaparte sufrió pérdidas desastrosas entre su tropa. Tanto fue así que los historiadores militares, tan reacios a las metáforas, llegaron a afirmar que el gran corso había sido derrotado por "el general invierno".

Vamos bien
'Vamos bien': ¿Hacia dónde?

Casi dos siglos después, un admirador tropical del emperador enfrenta el desafío de tener que suministrar fluido eléctrico para que los ventiladores y aires acondicionados rusos alivien la insoportable canícula de un verano prematuro. Lo dramático del caso es que el émulo bonapartista no puede, como quisiera, reprimir el clima, ni meter preso al sol, a lo más que se atrevería sería a tronar al meteorólogo Rubiera, que debe estarle advirtiendo, como hizo audazmente cuando el último ciclón, que "ya va siendo hora de trazar una estrategia para convivir con los problemas de nuestro clima".

Año tras año, los meses de junio, julio y agosto plantean a las autoridades cubanas situaciones muy complicadas. La baja del turismo, la disminución de la productividad debido a la fatiga del calor, la enorme cantidad de personas que entran en período vacacional, la otra enorme cantidad que quiere viajar a diferentes provincias en el menguado servicio de transporte público, la agudización del desabastecimiento que se mezcla con el incremento del consumo y, por si todo eso fuera poco, el malestar, la irascibilidad que provoca riñas y discusiones en todas partes, en el hogar y en el ómnibus, en el trabajo y en las colas.

Este año, por primera vez en mucho tiempo, la primavera entró cargada de promesas. "¡Vamos bien!" se leía en las vallas públicas a todo largo de la Isla. "¡Vamos bien!" y una sonrisa (los enemigos de siempre vieron una mueca) en el rostro ya avejentado del máximo líder; y siguieron las promesas: ya tenemos petróleo, aumentaremos las pensiones y el salario mínimo, la moneda eleva su valor, se acabarán los apagones. "¡Vamos bien!". Y se acabó marzo.

En abril apenas llovió. En mayo se congregó más de un millón en la plaza y ya terminando el mes empezó el verano y volvieron los apagones y llegó un junio con 35 grados, mientras que los rusos (los ventiladores y aires acondicionados) se silenciaban en medio de la noche porque se había ido la luz.

Todo a segundo plano

Al otro día de una maratónica intervención ante las cámaras de televisión, la gente no comenta lo interesante o audaz, aburrida o insulsa que fue, sino que a la salida de un elevador o a la entrada de una escuela, cruzando una calle o bajo el techo de una parada, sólo se sabe decir: "¡Caballero, qué calor!".

No importa si el tema de la maratónica fueron los últimos detalles del paso de un terrorista por Estados Unidos, o la incuestionable calidad del próximo artefacto que se pretende distribuir a la población. Todo queda relegado a un segundo plano, ninguneado como diría un notable poeta, tirado a bonche como prefiere mi vecino de los altos, mientras la gente se pregunta cómo será agosto si esto es junio, en lugar de preguntarse si harán justicia al terrorista o cuál será el próximo programa de la "batalla de ideas".

Ese si es un enemigo temible: el Comandante Verano, con sus batallones de "esto no hay quien lo aguante", sus despiadadas divisiones de "nos vamos pa' la playa", sus infalibles compañías de "dale suave" y, sobre todo, la quinta columna: ese grito en medio de la noche desde un cuarto sin ventanas: "Oye, esto tiene que ser un sabotaje, porque el tipo dijo que ya no iban a quitar más la corriente".

Tchaikovsky dedicó su sinfonía 1812 a la derrota de Bonaparte; resulta muy impresionante ese pasaje aderezado con redobles de campanas y disparos de artillería. El invierno apenas se sugiere con un par de violinazos. Habrá que ver qué se le ocurre a Willy Chirino.

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