www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 2/2
 
Catarsis y ola represiva
El Gobierno reprime a quienes le plantan cara: La impotencia de Castro ante el coraje de la disidencia interna.
por MICHEL SUáREZ, Valencia
 

Si las definiciones del trabajo diplomático fuesen como las pretende dictar La Habana, ya varias legaciones cubanas en el exterior estarían bajo cargo. A pesar de que Estados Unidos prohibió recientemente la "libre circulación" de los funcionarios cubanos, más allá de la capital y Nueva York, la Sección de Intereses de Cuba en Washington (SICW) no ha dejado un instante de promover campañas en determinados sectores intelectuales y progresistas a favor de los cinco espías condenados en Miami. Aunque la cancillería cubana no lo mencione, los diplomáticos de la SICW visitaban universidades, fábricas y empresas para transmitir, según ellos, "la verdad" de Cuba. A raíz de la captura de la agente al servicio del régimen, Ana Belén Montes, analista del Pentágono, EE UU expulsó a varios funcionarios cubanos y limitó al resto los movimientos por la nación.

Cruzando el Atlántico, la Embajada de Cuba en España, acusada varias veces de ser el centro de operaciones de la inteligencia cubana en Europa, intentó reventar en octubre pasado el Primer Encuentro Internacional sobre Creación y Exilio en Cádiz, con presiones de todo tipo a la Diputación Provincial. Así cumple Cuba la Convención de Viena para las Relaciones Diplomáticas entre los Estados.

¿Alguna vez el gobierno de España ha criticado la actuación de los diplomáticos de la Isla en Madrid por reunirse con los partidos de la oposición, desde los comunistas hasta los del nacionalismo radical? ¿Cuándo se ha considerado que distribuir el diario Granma en las oficinas consulares cubanas en el exterior es "incitación a la subversión" o "propaganda enemiga"?

Al mismo Castro en persona, podría considerársele el primer vulnerador de la cordialidad diplomática. No hubo un solo discurso en sus viajes a Estados Unidos en el que no arremetiera contra el "imperio" en sus propias narices. Durante el más reciente, en la Cumbre del Milenio del año 2000 en la ONU, aprovechó su visita a Harlem para denunciar lo que él consideraba como actitudes reprobables del gobierno norteamericano: robo de cerebros en otros países, arbitrariedades en la aplicación de la justicia y discriminación racial institucional. Aplicando la terminología de moda en las mesas redondas de la televisión oficialista —y reajustando algún otro calificativo—, los "traidores", "conspiradores" y "contracapitalistas" reunidos aquella vez en la iglesia Riverside, duermen tranquilos en sus casas, sin que nadie haya intentado aplicarles una medida carcelaria por aplaudir a un gobernante foráneo que intentaba remover la conciencia de los negros neoyorquinos.

Tampoco la Convención de Viena recoge en sus postulados el hostigamiento psicológico como instrumento de convivencia diplomática. Pero en esos términos, La Habana no ha cesado de innovar. La SINA denunció hace poco una campaña de la seguridad cubana contra su personal, que incluía el depósito de materia fecal humana en las residencias de los diplomáticos norteamericanos, el saqueo y depredación de sus autos, la invasión de sus casas y hasta provocaciones sexuales. Lo que el oficialismo no dice es que la cacareada Convención también reza que "el Estado receptor tiene la obligación de adoptar todas las medidas para proteger los locales de la misión (...) y evitar que se atente contra su dignidad". Tampoco en las mesas redondas radiotelevisadas se dijo que entre las funciones de una misión diplomática está "enterarse por todos los medios lícitos de las condiciones y de la evolución de los acontecimientos en el Estado receptor e informar sobre ello al gobierno del Estado acreditante". Es obvio que reunirse, escuchar opiniones, repartir radios y libros (de literatura universal); permitir búsquedas en Internet y relacionarse con la sociedad civil nunca será lícito para un gobierno que teme a la libertad.

Probablemente a James Cason le resten semanas en su oficina frente al malecón, quizás las que dure la guerra en Irak: Castro se encargará de propiciar la crisis. A los opositores cubanos detenidos, posiblemente le queden años... en Villa Marista, Boniato o el Combinado del Este.

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