www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
   
 
La ciudad de la ausencia y lo inesperado
En 'The City', el fotógrafo Rogelio López Marín recrea una Nueva York artesanal e irreconocible.
por ROSA ILEANA BOUDET, Los Ángeles
 

Nueva York es la ciudad, como París es una fiesta. Los artículos no nos dejarán mentir. Pero por azar Rogelio López Marín (Gory) llegó a Manhattan el 9 de septiembre de 2001 para asistir a una exhibición colectiva de
Acrobat
The City's acrobat (Rogelio López Marín)
fotografía que, con el título de Shifting Tides: Cuban Photography After de Revolution y curada por Tim B. Bride, viajaba a esa ciudad después de haber sido inaugurada en el LACMA (Los Ángeles County Museum of Art). Era uno más entre los treinta y tantos fotógrafos de tres generaciones que representaban cuarenta años de quehacer. Sólo que una de sus fotografías, Es sólo agua en la lágrima de un extraño —reproducida en el catálogo, las invitaciones y en las banderolas publicitarias—, ciertamente dio un nuevo impulso a su obra.

Dos días después, con su cámara de 35 milímetros, Gory observó, meditó, caminó y sufrió Nueva York después de la tragedia del 11 de septiembre, cuando la ciudad —y el mundo— lloraban la pérdida de miles de vidas humanas en Ground Zero. El fotógrafo, que comenzó utilizando la disciplina como auxiliar para su obra pictórica (recuérdese sus obras hiperrealistas de los setenta, entre ellas Triángulo de las Bermudas, que todavía hoy desconcierta y divierte a los asiduos al Piano Bar Delirio Habanero, en el Teatro Nacional, o Retrato de Bueli, expuesta en las Salas Cubanas del Museo Nacional), nos devuelve una ciudad que parece arrasada; que recuerda la posguerra, transida por una pátina y unas veladuras, tintes y sombras; que es la de los desaparecidos y los ausentes. Hoy, 25 fotografías que realizó en ese y otros tres viajes más se exponen en la galería Couturier, de La Brea, en Los Ángeles, bajo el título de The City y con una nota que reza: "Fotografías surrealistas entintadas a mano en las que se difuminan las barreras entre la pintura y la fotografía".

La ciudad de Gory es una invención de su sensibilidad y su ojo pictórico. Es la ciudad de lo inesperado. Muestra un inventario de puertas, cuchillos, telones, ángeles, sombras y carruseles, pero también un caballo que, como disparate, viene al encuentro de la cámara, o una bicicleta que quiere volar por los tejados, ¿o por las calles adoquinadas? Es la ciudad donde un vestido antiguo se refleja en la vidriera a través de sus edificios.
Knives
The City's knives (Rogelio López Marín)
Es la ciudad no reconocible, acaso tópica y alegórica como los fantasmas, pero que se le ha pegado a la piel y a los ojos con imágenes que, sin pretender ser documentales, "documentan" lo invisible. Es una ciudad de la ausencia. Los espectadores podemos reconocer a los que no están en el cuadro en el cementerio de los automóviles (The City's Doors), en los parques vacíos, y a los transeúntes distraídos. Pero lo más interesante del "surrealismo" de Gory es que ninguna de las fotografías ha sido manipulada, aunque apelen a una estrategia de la sorpresa. The City, como hubiera querido Apollinaire, enturbia la relación lógica entre las cosas y el objeto, que las vuelve aún más inasibles y enigmáticas. El surrealismo no ha sido una buena etiqueta, en tanto huele a naftalina, y aunque aquí se produce el "encuentro fortuito" no se trata de paraguas y máquinas de coser, sino de la ciudad con su absurdo, su dolor y su pérdida. Pero las exposiciones tienen que contar con sus etiquetas y su retórica.

En lugar de una ciudad manipulada, es una ciudad iluminada, artesanal, amada y, quizás por eso, menos entendida, donde la mano del pintor que tiñe de azul el papel guía el ojo del que aprieta el obturador. Y para nuestra esperanza la acróbata de la ciudad baila en la boca del subway.

¿Quién me iba a decir a mí que las fotos de Gory, que conocí familiarmente como las "piscinas" en los ochenta, se desplegarían por la céntrica avenida Wilshire como emblema de la fotografía cubana? Dentro de muchos años tal vez The City, la ciudad de Gory, sea mejor entendida. El tiempo ha hecho ver en sus piscinas no sólo agua, sino islas, balsas, mar y llanto. El tiempo añejará las imágenes de Gory cuando el nuevo Ground Zero tenga algo de su azul.

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