Fue una noche mágica. Desde las cuatro de la tarde del pasado 9 de marzo, el viejo estadio del Cerro, en La Habana, abrió sus puertas y comenzó la avalancha de fanáticos. A las 8:45 de esa misma noche, 55.000 espectadores confiaban en que el equipo Industriales le pasaría la escoba a su rival Villa Clara, en el play-off final por el título de Cuba en un match al mejor de siete.

Integrantes del equipo Industriales.

Los azules del director técnico Rey Vicente Anglada habían derrotado tres veces a la naranja mecánica, que dirige Víctor Mesa.

Sólo necesitaban un triunfo para alzar la copa. Y la noche del 9 de abril era la señalada. Para llegar a esta final, ambas novenas ya habían sufrido lo indecible. Villa Clara perdió en el primer tercio del campeonato a sus dos primeros abridores: Vladimir Hernández, por lesión, y el zurdo Zaidel Beltrán, por presunta salida ilegal del país.

Por si fuera poco, su tercer palo regular Michel Perdomo también se perdió la temporada por lesión, y el camarero Yuliesky Betancourt fue acusado junto a Beltrán de posible deserción. Lo que Víctor Mesa tenía en sus manos no era un equipo sólido, sino una guerrilla de jugadores que salían a morir matando en la grama, pero sin mucho talento. Las estrellas son el torpedero Eduardo Paret, Ariel Pestano, su receptor, y Andy Zamora, un center field que batea líneas como un poseso.

En la serpentina brilla un joven de 21 años del municipio Encrucijada, Luis Borroto, poseedor de una recta de hasta 97 millas, fuga de primera y excelente tenedor. Y para de contar. Mas Mesa supo sacarle el jugo a sus naranjas y el equipo tuvo en la etapa regular un paseo militar. Ganaron más que nadie: 57 juegos, batearon con oportunidad y pusieron la velocidad en función de la ofensiva, y su juego en el bullpen se comportó con eficacia.

En la primera ronda del play-off barrieron 3x0 a Granma, luego en la semifinal ganaron en el séptimo partido a Santiago de Cuba, de forma increíble. Iban perdiendo el match 3x1 y viniendo de abajo ganaron tres juegos al hilo para colarse de forma inesperada en la final.

En la acera de enfrente estaba la mítica novena de Industriales, el equipo insigne de la pelota de Cuba. Han sido campeones nueve veces y venían por el décimo título. En la Isla, los fans le han puesto motes a algunas novenas. Por ejemplo, a los azules de la capital le llaman "los Leones", "las Avispas" a Santiago de Cuba, "los Gallos" a Sancti Spíritus, y "las Naranjas" a Villa Clara, por sólo mencionar algunas.

Ya los Leones habían sido reyes la contienda pasada, con un equipazo que metía miedo al susto. Impusieron un récord en victorias con 77 triunfos y sólo 25 reveses. En la actual campaña volvieron a salir con la etiqueta de favoritos. Pero en el arranque perdieron a dos baluartes: el cuarto y quinto bates Kendry Morales y Bárbaro Cañizares, respectivamente, por intento de abandonar el país ilegalmente, según informaron las autoridades cubanas. Ambos fueron separados de sus novenas y la ausencia trajo grandes problemas a la nave azul. Morales y Cañizares eran dos colosos.