www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Del oro al gris
¿Cuáles son las aspiraciones del deporte cubano actual?
por LEONARDO CALVO CáRDENAS, La Habana
 

Como casi todo en el planeta, en los últimos años, y con la acelerada mundialización que vivimos, el deporte también ha cambiado. Tales impactos y transformaciones se reflejan, tanto en el palpable desarrollo y evolución que ha vivido en los últimos lustros esta rama de la actividad humana, como en los que se niegan a reconocer o adaptarse a esos cambios. Ese es el caso de Cuba.

Y. Cala
Voleibolista Yosleider Cala: Última fuga en el deporte cubano.

Durante años, el profesionalismo en el deporte era un fenómeno desdeñable para algunos, porque ni la revolución científico-técnica ni los impactos comerciales de la interdependencia global habían alcanzado la dimensión de nuestros días. Por su parte, el olimpismo, bien separado por ley de los circuitos profesionales, tenía claramente definida sus supremacías.

Entre Estados Unidos, país en el cual cada una de las federaciones deportivas tiene casi el poder de un Estado, y las naciones del extinto campo socialista —con todos los recursos y resortes del Estado en función de los éxitos deportivos—, se repartían las máximas glorias del concierto mundial. Fuera de eso, sólo resaltaban algunos países en deportes específicos de larga y arraigada tradición nacional, como Japón en las artes marciales o Brasil en el fútbol, por ejemplo.

Cuba había sido cuna de cumbres deportivas como Ramón Font, Kid Chocolate, José Raúl Capablanca o Martín Digo, entre otros. Llegó a ostentar en la década del cincuenta cinco campeonatos mundiales de boxeo profesional, pero sin alcanzar un desarrollo global o diversificado del deporte de alto rendimiento. Hacia finales de la década del setenta, se insertó en la por entonces exclusiva élite mundial, gracias a los impulsos y atenciones dedicados por el gobierno, quizá en detrimento de otros sectores de enorme impacto y trascendencia social como la vivienda o el transporte.

Lo cierto es que gracias a esta dedicación estatal, unida a las excepcionales condiciones, capacidades y talento del cubano —junto a los ya tradicionales béisbol, boxeo y atletismo—, deportes menos populares como baloncesto, voleibol, levantamiento de pesas y otros casi desconocidos como la esgrima, el polo acuático, la lucha olímpica, el judo o el kárate, lograron alcanzar la cima continental o mundial.

Entre finales de los setenta y mediados de los noventa, todos estos deportes ostentaron títulos y medallas mundiales y olímpicos, junto a varios récords mundiales. Baste sólo recordar que en una sola semana del verano de 1978 Cuba obtuvo los campeonatos mundiales de béisbol, voleibol femenino y boxeo amateur en Italia, la otrora Leningrado y la entonces apacible Belgrado, respectivamente. El punto culminante de ese paseo por la élite fue el quinto lugar alcanzado en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.

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