www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 1/3
 
Al doblar de la esquina
Pronóstico reservado para Cuba en Atenas: Los números apuntan a un resultado inferior al de Sydney 2000.
por IVáN GARCíA, La Habana
 

Ya Atenas está ahí. A la vista. El próximo 13 de agosto se iniciarán los XXV Juegos Olímpicos de la era moderna. El torneo regresa a Grecia, cuna del olimpismo y sede en 1896 de los primeros juegos en el formato actual.

O. Menéndez
Jabalinista Osleidis Menéndez.

Los atletas de los cinco continentes se ponen a punto. Para esta nueva edición el deporte cubano va de "gallo tapado". El alarde y las fanfarronadas de los dirigentes deportivos de la Isla de años atrás, han dado paso a la cautela. Cuba no está para tirar cohetes. La situación económica y social es precaria.

Y el deporte se resiente. La deserción de estrellas del músculo y las dificultades económicas para redondear la buena preparación, han golpeado como un misil en la línea de flotación del acorazado deportivo cubano, orgullo del gobierno de Castro.

Después de la llegada del comandante al poder, en enero de 1959, el gobierno puso especial interés en el deporte. Era la época de la Guerra Fría y Cuba se alió al comunismo ruso, donde era usual utilizar el deporte como un arma de combate para demostrar la supuesta superioridad sobre el sistema capitalista. Se echó toda la carne al asador. Escaseaban la comida y las libertades, pero sobraban los preparados de Europa del Este en el terreno deportivo. Estos entrenadores que vinieron del frío cimentaron los éxitos en deportes un tanto exóticos para los cubanos, como el polo acuático o la lucha grecorromana.

Y empezaron los resultados subsidiados por el Estado. Ya en Tokio 1974, Enrique Figuerola alcanzaba medalla de plata en la carrera de 100 metros. La primera después de 1959. Pero antes de Figuerola y de que Castro subiera al trono que aún mantiene, tras 45 años de poder absoluto, otros atletas cubanos habían besado la gloria olímpica.

Un poco de historia

Fue en París 1900, durante los segundos Juegos Olímpicos, que Cuba obtuvo su primera medalla de oro. Ante el concierto de 1.125 atletas de 26 países, el esgrimista Ramón Font conquistó presea áurea. Los especialistas deportivos se fueron enseguida al mapa a buscar dónde estaba ubicado Cuba, país del que muchos oían hablar por primera vez.

En San Luis, Estados Unidos, 1904, Font y Manuel Dionisio Díaz, otro esgrimista, se encargaron de demostrar que lo sucedido en París no era obra de la casualidad. Cuba era más que una isla de gente simpática, amante del ron y el son. Font y Díaz lograron victorias en las modalidades de florete y sable.

No fue hasta la edición de Londres, en 1948, que dos cubanos subieron a la vez al podio de premiación. Ellos fueron los dos Charles de Cárdenas, padre e hijo de igual nombre, que obtuvieron medalla de plata en yatismo. Tras 16 años y con Fidel Castro en el poder, la Isla obtuvo otra presea en las piernas de Enrique Figuerola, en Tokio 1964, plata en el hectómetro. En México '68, la sonrisas vinieron en los puños de los púgiles Enrique Figueroa y Rolando Garbey, medalla de plata.

Luego, en Munich '72, fue que Cuba volvió a escuchar tras 68 años las notas del himno nacional, gracias a otro boxeador, zurdo y rápido, bueno en las tres distancias y fiero como pocos, Orlando Martínez, de la división 54 kilogramos, quien se llevó el oro.

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