www.cubaencuentro.com Martes, 18 de enero de 2005

 
   
 
Al fin Boston
Los Medias Rojas son ahora los campeones mundiales, tras remontar una diferencia histórica de tres juegos en una serie de postemporada.
por JORGE EBRO, Miami
 

Si algo demostró la victoria de los Medias Rojas de Boston en la Serie Mundial es que no hay imposibles en la vida y nada dura para siempre, ni siquiera la famosa Maldición del Bambino, que por 86 años atormentó a una de las franquicias más emblemáticas y tradicionales de Grandes Ligas.

Medias Rojas
Medias Rojas celebran la victoria.

Parece mentira y decirlo suena extraño, pero Boston es el actual campeón de la mejor pelota del mundo, tras haber superado obstáculos que parecían insalvables. Quien diga que calificó a los patirrojos de favoritos al principio de la temporada puede ser tildado de mentiroso, o peor, de loco.

Este es un buen equipo, pero no el mejor de la historia de la organización. Al menos no superior a aquellos en que Ted Williams era líder y genio. Nadie les daba crédito, nadie los tomó en cuenta. Al parecer, estaban predestinados a entregar sus esperanzas en algún lugar del camino.

En la temporada regular, siempre estuvieron a la zaga de los Yankees de Nueva York, pero una vez que arrancaron los play-offs cosas extrañas comenzaron a suceder. No en su contra, que era lo usual, sino a favor. La suerte es algo que durante décadas esquivó a Boston y sus fanáticos, pero 86 años eran ya demasiado.

Tras vencer de manera convincente a los Angelinos de Anaheim, los Medias Rojas cayeron en tres ocasiones seguidas frente a los Bombarderos del Bronx y estuvieron a pocos outs de ser eliminados, pero el Bambino de Oro levantó por un momento su vigilancia malévola y lo que sucedió luego es ahora considerado una hazaña.

Ningún equipo en la historia del béisbol había logrado remontar una diferencia de tres juegos para ganar una serie de postemporada y en todos los anales del deporte profesional, al menos en Norteamérica, sólo lo habían conseguido dos equipos de hockey sobre hielo.

Pero lo imposible comenzó a pasar. Boston vino de abajo y ganó el cuarto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Yankees, y después conquistó tres triunfos consecutivos para dejar estupefactos a los poderosos neoyorquinos, que desde ahora han prometido retornar con un equipo superior al de 2004.

Y hay que creerlo. A los Yankees no se les olvidará esta afrenta y si hay algo que odia más que nada en la vida George Steinbrenner, su dueño, es perder y mucho menos ante los odiados Medias Rojas.

El fantasma se fue de vacaciones

Cuando comenzó la Serie Mundial la balanza de los pronósticos se inclinó del lado de los Cardenales de San Luis. Después de todo, el equipo del manager Tony La Russa había terminado con 105 victorias en la temporada —el mejor récord del béisbol— y había dejado en el camino de los play-offs a dos clubes de fuerza como los Dodgers de Los Ángeles y los Astros de Houston.

Con la mejor alineación de las Mayores y 22 Guantes de Oro entre todos sus fildeadores, la maquinaria de los Cardenales lucía invencible, lista para añadir otro capítulo más de tristeza a la larga historia de decepciones de los Medias Rojas.

En las dos veces previas que se midieron en Clásicos de Octubre, San Luis dispuso de Boston sin grandes contratiempos. Si los patirrojos lloraban por un título desde 1918, cuando se produjo el nefasto cambio de Babe Ruth a Nueva York, los Cardenales habían subido a los más alto en ocho ocasiones.

Pero de manera inconcebible, el castillo de los Cardenales se vino abajo al primer embate de los Medias Rojas, que no sólo conquistaron la corona, sino que lo hicieron con una barrida en cuatro juegos. Eso, en honor a la verdad, no lo esperaba nadie, probablemente ni los propios Medias Rojas.

Ahora mismo, las calles de Boston y toda Nueva Inglaterra deben estar abarrotadas de varias generaciones de fanáticos que asistieron a un hecho histórico que parecía un sueño lejano e inalcanzable. Cuántos murieron sin verlo, cuántos pensaron que nunca sucedería. Todavía les cuesta aceptarlo, pero es cierto, los Medias Rojas de Boston son los campeones mundiales.

Y el fantasma del Bambino se tomó unas vacaciones.

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