www.cubaencuentro.com Lunes, 08 de agosto de 2005

 
   
 
Héroes de entonces
Los nombres de los cubanos Tony Pérez y Luis Tiant vuelven a resonar en boca de los fanáticos, al calor del juego entre los Rojos de Cincinnati y los Medias Rojas de Boston.
por JORGE EBRO, Miami
 

Los Juegos Interligas surgieron en la década pasada de la necesidad de darle un nuevo aire al espectáculo del béisbol. Muchos aficionados de la Liga Nacional no tenían oportunidad de ver a los Yankees en su patio durante años, mientras que los de la Americana se quejaban de lo poco que se conocía de los Dodgers de Los çngeles.

T. Pérez
Tony Pérez, ex cuarto bate de los Rojos de Cincinnati, integra hoy el Salón de la Fama.

Al menos por unas cuantas semanas, los equipos de una liga entrecruzan sus destinos con los de la otra y no se dejan de ver series muy interesantes. Ahí está la del Subterráneo, entre los Yankees y los Mets de Nueva York; la de Los Ángeles, entre los Dodgers y los Angelinos; la llamada Serie del Cítrico, entre los Marlins y los Devil Rays, entre otras.

Pero en esta temporada la que más acaparó la atención de los fanáticos fue la de los Medias Rojas de Boston y los Rojos de Cincinnati, que no se enfrentaban desde el Clásico de Octubre de 1975, cuando la Gran Maquinaria Roja derrotó en siete juegos a los entonces eternos maldecidos por el Bambino Babe Ruth.

La de 1975 ha pasado a la historia como una —sino la mejor— de las mejores Series Mundiales de la historia de las Grandes Ligas. Entre esos dos conjuntos, se combinaron una cantidad de estrellas y varios futuros miembros del Salón de la Fama, y los choques se recuerdan entre los más feroces y peleados de todos los tiempos.

Aunque los Rojos vencieron 4-3 en la Serie, la imagen más recordada del clásico es la del receptor de Boston, Carlton Fisk, pidiendo con sus manos que la bola, que se iba por encima de la cerca, cayera en territorio bueno.

Mientras Fisk iba hacia primera, hacía la señal con sus brazos, y la pelota, como dirigida por el jugador, pegó en el palo que define la zona buena de la de foul, y le dio a los patirrojos un improbable triunfo 7-6 en el sexto encuentro de la serie.

Pero si hubo dos héroes, dos grandes héroes en esa Serie Mundial, fueron dos cubanos. Por la maquinaria, Tony Pérez; por Boston, Luis Tiant.

De eso no se habla

En su libro Mi prisión sin Barras, Pete Rose ha descrito a Pérez como el corazón del equipo de Cincinnati, el líder más noble y ejemplar que haya pisado el clubhouse de los Rojos en todos los tiempos.

El cuarto bate de la Gran Maquinaria y hoy miembro del Templo de los Inmortales de Cooperstown, pegó tres cuadrangulares —dos en el quinto encuentro y uno en el séptimo—, con siete carreras impulsadas.

Pero la labor de Tiant no fue menos heroica, con dos triunfos, en el primer y cuarto choques. Si no pudo vencer en el séptimo encuentro se debió a que ya estaba extenuado por su labor previa.

La prensa del momento no dejaba de alabar a los dos cubanos, frutos de la última hornada de jugadores que arribó a las Ligas Mayores antes del advenimiento de la revolución y que dejaría una huella profunda en el mejor béisbol del mundo.

Es triste que en 1975, en Estados Unidos, Pérez y Tiant acaparasen los titulares deportivos, mientras que en la Isla no se publicase nada de esta hazaña. Hoy, casi ningún joven o muy pocos reconocerían a estos dos gigantes si pasaran por su lado o podrían hablar algo de sus ilustres carreras.

Al calor de las Series Interligas, del enfrentamiento actual entre los Rojos y los Medias Rojas y del recuerdo de aquellos choques épicos de hace 20 años, los nombres de Tony Pérez y Luis Tiant han vuelto a resonar en boca de todos los fanáticos.

Ojalá alguien, aunque sea uno de los fanáticos que suelen reunirse en la Peña Deportiva del Parque Central de La Habana, converse sobre el tema, recuerde las figures de estos dos héroes nacionales, pero desgraciadamente y aunque sea de pelota, en Cuba de eso no se habla.

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