www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 1/2
 
La Habana: Un 'peligroso' enemigo
por RAFAEL ALCIDES
 

El gusano es un ser implacable. Hablo de ese enemigo de la revolución, con mayor justicia, moral y lingüística, entomologado recientemente mercenario, y aun más recientemente, anexionista. Toda la podredumbre humana le sirve, mientras más fétida, mejor. De ella se alimenta y alimenta a sus amos los bien vestidos y provistos de inagotables cuentas bancarias en Washington y Miami. No hay límites para este ser cuyo deterioro moral asusta.

La Habana
La Habana: Antenas parabólicas para saber qué dice 'el enemigo'.

Hace no mucho tiempo fue asesinado un general en La Habana. Aprovechando que su familia andaba fuera del país, entraron en su casa, lo asesinaron y lo tiraron en un closet, donde al parecer permaneció algunos días. No hay mayores detalles al respecto porque, con toda razón, la prensa no ha hablado de eso.

Matar a un general es, sobre todo, una falta de respeto. Un general es un héroe, y en Cuba a los héroes se les honra. Hasta los más recientes, los cinco que guardan cautiverio en Estados Unidos por defender del terrorismo a su país y al propio Estados Unidos, y son conocidos por sus nombres por los niños del primer y segundo grados de Primaria y les escriben cartas. Por otro lado, ¿y si incitados por el mal ejemplo, le diera a algunos por salir a matar generales?

El anexionista, en cambio, enseguida correrá a dar la noticia, quién sabe si aumentada. No es de dudar que de lo que debió de ser un crimen vulgar, él teja una historia según la cual el general, poseedor de trascendentes secretos que intentaba negociar con el enemigo, fue asesinado por el gobierno. Y de no hacerlo él, pudieran hacerlo sus amos más inmediatos en Radio Martí.

Con razón, las cárceles de la revolución están llenas de tales insectos. Usted intenta redimirlos, pero no lo consigue. No es que sean malos, es que son enfermos. En vez de ver el hermoso país donde los niños tienen escuela y universidad asegurada desde que nacen, y médico y hospital todo aquel que lo necesite, sólo logran ver lo peor.

Es natural que el extranjero que venga a la Isla y se pase los días dándose baños de mar en Varadero, o siendo atendido por los amables compañeros del ICAP y el Partido y la UJC en campamentos especiales para las brigadas internacionales que vienen a hacer trabajo voluntario y a pronunciarse contra el "bloqueo", regrese a su patria convencido de que en Cuba no existe el suicidio, ni la mujer celosa que aprovechando que el marido dormía le echó agua hirviendo en la cara, ni los hermanos que se matan a puñaladas, ni el jefe que presiona a la secretaria para que se acueste con él, ni ninguna de esas otras miserias propias del mundo burgués que tanta piedad nos causan.

Esa Cuba no existe, es verdad, pero está bien que el extranjero crea en ella. Cuando a usted le piden una foto, usted selecciona la mejor. Por lo general, escoge una foto en colores, de modo que en la misma pueda ser apreciado el color de sus ojos y del pelo y además le mejore el tono de la piel.

Aunque igualmente es una foto suya, usted ni loco mostraría una tomografía. Esa foto tenebrosa en la que aparecerían amontonados allá adentro como fardos infames tirados en un rincón que no se están tranquilos, hígado, riñones, intestinos, lombrices y toda esa monstruosidad que pondría en ridículo nuestros escudos de familia y títulos colgando en la pared para dejarnos, irrevocables, definitivos, como el animal que no hemos dejado de ser. Esa es cosa privada. Esa es una foto para verla en la consulta con el médico.

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