www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 1/3
 
Desmentido desde la cárcel
Tres cartas abiertas a Felipe Pérez Roque. Los presos políticos Antonio Ramón Díaz Sánchez, Héctor Palacios Ruiz y Víctor Rolando Arroyo impugnan las 'falsedades' del canciller cubano sobre el sistema carcelario.
 

Carta abierta de un preso de conciencia

27 de marzo de 2004
"Año del 1er Aniversario de la Primavera de Cuba"

Sr. Felipe Pérez Roque
Ministro de Relaciones Exteriores

Con gran asombro he conocido desde mi cruel e injusto encarcelamiento de sus palabras ante los medios de prensa acreditados en nuestro país. He llegado a la conclusión de que, o bien usted desconoce la suerte de los prisioneros de conciencia de la Primavera de Cuba, o de lo contrario, miente con toda mala intención.

Mi nombre es Antonio Ramón Díaz Sánchez, soy natural de Ciudad de la Habana, tengo 41 años, casado y padre de dos hijas de 16 y 5 años respectivamente, católico y miembro de la Logia Libertad y Civismo. También milito en el Movimiento Cristiano Liberación y soy gestor del Proyecto Varela.

El 10 de mayo del 2002, en compañía de Oswaldo Payá Sardiñas y de Regis Iglesias Ramírez (este último condenado a 18 años), participé en la entrega en la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de las primeras 11.020 firmas de ciudadanos cubanos que conforme a la Constitución solicitamos un Referendo sobre los 5 puntos recogidos en el Proyecto Varela.

El 19 de marzo de 2003, apenas 10 meses y 9 días después, mi casa fue asaltada por efectivos de la policía política que aterrorizaron a mis hijas y saquearon mi librero. Llevándose consigo cuanta pulgada de papel expresara una idea que no coincidiera con la del gobierno cubano, así como artículos de uso familiar que para nada significaban peligro alguno para el Estado. Ni un gramo de pólvora, droga, ni un arma de fuego, ni un proyectil, nada de planes de atentado contra la vida de ninguna persona, en fin, nada en lo absoluto que pudiera insinuar una actitud violenta.

Fui encerrado en una celda del cuartel general de la policía política, pero antes, me retiraron mis necesarios espejuelos, provocándome la perdida momentánea de la visión y un fuerte dolor de cabeza durante los días que duró la retención por los agentes de mis anteojos; desde mi celda (verdaderas gavetas de hombres vivos) reclamé a todo el que tenía acceso, incluyendo a la doctora del cuartel, mis insustituibles cristales, pero estos fueron devueltos sólo un día antes de la primera visita.

Me realizaron un sinnúmero de interrogatorios, a cualquier hora del día, y en algunos de ellos sometido a bajas temperaturas, en busca de una confesión de culpabilidad.

Procesado en un felónico juicio, donde expuse que no había contado con las garantías necesarias en el proceso. La vista oral fue presenciada por 2 ó 3 de los familiares de cada acusado, y el resto de los presentes eran militantes del Partido Comunista llevados a ese lugar por la policía política. El espurio fallo del tribunal no se hizo esperar, y aunque sin observar pruebas para el delito, me condenó a 20 años de prisión.

El 24 de abril fui trasladado a la prisión provincial de Holguín, a más de 700 kilómetros de distancia de mi familia, y el 15 de mayo fuimos encerrados los 7 prisioneros de conciencia que allí nos encontrábamos en reducidas celdas sin luz eléctrica ni agua potable en su interior. Las dimensiones de dichas celdas eran de 1,70 m de ancho por 3 m de largo; una litera y un hueco en el piso o turco limitaban el movimiento a 1m x 3 metros.

El motivo del encierro se debió, según los oficiales del penal, a una decisión del Gobierno de aplicarnos un régimen de máxima seguridad, así, con la movilidad reducida al mínimo, con la oscuridad como expresión de voluntad de las autoridades que se negaban a aceptar los recursos que para iluminar los recintos brindaron nuestros familiares, permanecimos así durante 6 largos y difíciles meses.

Este régimen que nos aplicaban, al cual denominamos "régimen de máxima crueldad", no se limita a las inhumanas condiciones de vida descritas, sino que persigue el aislamiento también de los reos con sus familiares, pues impone un régimen de visita familiar cada 3 meses y matrimonial cada 5, ningún otro reo en el penal tiene semejantes frecuencias de visita, que los aísla tanto de sus familiares.

Hago un paréntesis para citar 2 textos redactados por el señor presidente del Consejo de Estado cuando guardó 22 meses en prisión por asaltar un cuartel militar. En carta enviada por Fidel desde presidio y recogida en la página 74 del libro La Prisión Fecunda dijo:

"Ya tengo luz; estuve cuarenta días sin ella y aprendí a conocer su valor, no olvidaré nunca, como no olvidaré la hiriente humillación de las sombras, contra ella luché logrando arrebatarle casi 200 horas con una lucecita de aceite pálido y tembloroso, los ojos ardientes, el corazón sangrando de indignación. De todas las barbaridades humanas, la que menos concibo es el absurdo".

En otro momento de su tiempo en prisión, el joven Castro escribe nuevamente:

"…agua abundante, luz eléctrica, comida, ropa limpia y todo gratis. No se paga alquiler ¿Crees que por allá se esté mejor? Visita 2 veces al mes. Reina ahora la más completa paz. No sé, sin embargo cuánto tiempo más estaremos en este paraíso". Página 149, La Prisión Fecunda.

No comentaré nada sobre las citas extraídas del libro La Prisión Fecunda y las condiciones de vida que tuvimos nosotros, pues usted ha repetido en muchas ocasiones no estar de acuerdo con la aplicación del doble rasero.

El 16 de mayo el prisionero de conciencia Ángel Moya Acosta fue desnudado totalmente por orden del capitán Israel Pérez Pena, jefe de la prisión provincial de Holguín, y trasladado en estas condiciones desde la oficina del citado capitán hasta una celda de castigo donde permaneció desnudo por más de 24 horas a la vista de todo el personal médico de la prisión, que se mostró indiferente ante este trato inhumano y degradante.

En el mes de agosto los 7 prisioneros de conciencia tuvimos que permanecer 10 días en huelga de hambre para que las autoridades del penal proporcionaran atención médica especializada y una dieta adecuada al prisionero de conciencia Mario Enrique Mayo Hernández, quien padecía una fuerte crisis de hemorroides.

El 1 de septiembre, el prisionero de conciencia Iván Hernández Carrillo fue golpeado en el rostro por el funcionario de orden interior nombrado Alexei y apodado el "mellizo". Desde ese día solicitamos acusar al agresor, pero las autoridades no lo han permitido.

El 14 de octubre recibí la 2da visita familiar de las 3 que he tenido en un año. Las autoridades de la prisión, en aplicación del "régimen de máxima crueldad" ordenado por el gobierno, sólo me permitían recibir 30 libras en la llamada jaba. Estas 30 libras comprendían alimentos, aseo, libros y todo artículo que sirviera para mejorar las precarias condiciones de vida que tenemos, trayendo consigo un gran esfuerzo por parte de mis familiares para hacérmelos llegar. Consecuente con mis principios, me negué a aceptar tamaña humillación y exigí que: o lo recibía todo o nada; las autoridades ordenaron entonces que la jaba fuera puesta en las afueras de la prisión y hoy desconozco todavía el destino de la misma.

El 8 de noviembre fui trasladado a la prisión Cuba sí, también en la provincia de Holguín, encerrado en un destacamento con reos comunes reincidentes con largas condenas en su mayoría. Desde ese día duermo sobre una tabla sin colchón, pues el objeto que como tal entrega el penal es exactamente un saco de nylon relleno de desperdicio.

En cuanto al sol que usted aseguró recibimos diariamente, le aclaro que está mal informado y que su afirmación provocó la risa de los reclusos que escuchaban sus palabras. En lo que ha transcurrido el año, por sólo hablar de lo más actual, el destacamento donde me encuentro ha salido a recibir el sol en 10 ocasiones que se dividen en: enero 3 veces, febrero 3 veces y marzo 4 veces. Esta frecuencia es menos de una vez por semana.

Lo que usted llama aseo se limita a 1 jabón de baño y otro de lavar cada 30 días y un tubo de pasta dental cada 3 ó 4 meses.

Señor ministro, es cierto que 50 de los 75 detenidos durante la primavera de Cuba no somos graduados universitarios. ¿Conoce usted el caso de los jóvenes expulsados de la Universidad de Camagüey por firmar el Proyecto Varela?, ellos tampoco podrán graduarse.

El que suscribe esta carta cursó el 12 grado en el preuniversitario Manolito Aguiar de Marianao, en el curso 79-80, por aquel entonces el lema era: "La universidad para los revolucionarios". Corría también otra consigna después de abril del 80, que decía: "Que se vaya la escoria".

Esta última la usaban los estudiantes del Manolito Aguiar cuando daban un "acto de repudio" frente a la casa de algún estudiante cuya familia había decidido emigrar. Se le lanzaban piedras, huevos y si se podía se daba alguna golpiza, seguramente lo recuerda, pues usted como buen "revolucionario" participó en algunos. Pues bien, señor Roque, yo me negué a convertirme en fascista y no participé en esos abominables progroms y no grité: "que se vayan". Me aplicaron entonces la otra consigna de que la universidad es para los revolucionarios y en una asamblea de estudiantes, denominada "asamblea político-moral", la juventud comunista decidió que yo no pasara a la Universidad y su decisión fue ley, pues textualmente me dejaron sin derecho a la universidad y créame que estoy muy orgulloso de los motivos que no me permitieron estudiar en aquel momento una carrera universitaria.

Por último, le doy la razón sobre el hecho de que cuando fuimos detenidos la mayoría no teníamos vínculo laboral con el gobierno, pero me parece que olvida usted que la política de su gobierno es expulsar a la mayor cantidad de opositores de sus empleos. Pero de todas maneras, una vez más acepto el reto al tiempo que le haga otro.

Nosotros los opositores podemos decir no sólo ¿de qué vivimos?, sino que podemos decir también ¿cómo vivimos? Ahora mi reto consiste en lo siguiente, podrá usted decir ¿de qué vive y cómo vive?

Espero, por respeto al pueblo de Cuba, ofrezca usted esta explicación públicamente, pues si usted esquiva mi reto, seguramente los cubanos lo calificarán con el tiempo "El canciller de la indignidad".

Antonio R. Díaz Sánchez
Prisionero de conciencia
Prisión Cuba sí, Holguín

(*) Publicada por Libertad Digital

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