www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
Parte 1/3
 
Carta a Thomas Alva Edison
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Ensordecido e inventarioso Thomas Alva Edison:

Todavía no me explico por qué, aunque pertenezca nominalmente al equipo de los malos, en mi país no se le haga patrón de alguna provincia, mártir levemente oficial, faro y guía de nuestro incansable pueblo, que lleva 45 largos años en el invento. Y para inventor, lo que se llama inventor, usted está en la cima, por delante incluso de Dios y de los chinos, a pesar de la ilusión que han dado las hostias, el domingo y el arroz frito en este mundo.

T. A. Edison

Hasta lástima me da con su persona muchas veces, porque sé la ilusión que le puso a sacarse los bombillos de debajo de la manga, sin pensar que en algún lugar iban a aparecer solamente en las diplotiendas. Tanto ponerle el seso a inventar el fonógrafo para que un siglo más tarde le costara la cárcel o la mancha en el expediente a un pobre muchacho soñador que pusiera un disquito de Los Beatles en su aparato.

Por eso me he guardado muchas noticias que sé le harían daño, de conocerlas de primera mano. Y no se me ofenda, que se le funde la batería alcalina que inventó también, pero me da un repunte de que cerca de Menlo Park, a escasas 90 patillas náuticas, hay uno que le juega a la revancha, y que todo lo que usted fue sacando de su chistera, él lo sabotea, con su otra chistera chistosa.

Tan es así que si a usted se le hubiera ocurrido fabricar los discos de pasta, él habría inventado el schatch, o la manera revolucionaria de tapiarle al agujerito, o le pondría música socialista por una de las caras, haciéndola inservible, o intentaría hacer un cruce genético entre el de 45 revoluciones y el de 33, a ver qué sale de eso. Brillante y peligroso, se lo digo yo, que le vide en ebullición durante muchos años.

Es verdad que ese inventor que le digo, y que parece superarle, ya tiene una edad que justifica todos los desastres que hace. Es como ese abuelo que hay que amarrar en su habitación, porque en la penumbra silenciosa de la noche, puede llevar a la familia a la catástrofe, y que termina incendiando la casa porque se le ocurre que el árbol de navidad se vería mejor con velas de cumpleaños y, al día siguiente, entre las ruinas humeantes, nos da la sorpresa de que salvó al perro porque le dio por congelarlo en la nevera.

Que el alzheimer es una cosa muy misteriosa, deprimente e incontrolable. Pero él fue así toda la vida, y ahora la senectud sólo acentúa sus disparates. A veces somos injustos y olvidamos que, tras la demencia más desesperante, puede latir un buen corazoncito. No es este su caso, pero vivamos en el amor al prójimo. Sobre todo a la prójima.

También es cierto que no sólo le complica la edad provecta en que se ha instalado, aunque ha puesto ahora a los inventores a inventar cómo se pueda llegar a los 140 años. Él venía ya muy afectado por las heridas de guerra que sufrió en 1953, cuando asaltó, casi solito, un cuartel militar, enfrentándose con tanques, aviones, helicópteros, coléopteros varios y una burra que halaba un carromato, y con sus propias manos destripó, exterminó y ejecutó a un centenar de esbirros, a pesar de la metralla que hizo en su cuerpo mella, con la carne villena de plomo, sin soltar un solo baliño de dolor. Que la mayoría de esos canallas hubiera estado durmiendo no le quita méritos a su valor.

1. Inicio
2. En esa hazaña...
3. Para mí...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Carta a San Fang Kong
RFL, Barcelona
Carta a Tristán de Jesús Medina (II)
Carta a Tristán de Jesús Medina (I)
Carta a la Materva
Olimpiadas 9/11
ENRISCO, Nueva Jersey
Carta a Sarah Bernhardt
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir