www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
  Parte 1/2
 
Perfiles de un modelo fracasado
El continuismo volvió a ser avalado por la Sexta Legislatura de la Asamblea Nacional, que ratificó al actual Presidente del Consejo de Estado.
por LEONARDO CALVO CáRDENAS, La Habana
 

La tensa y angustiada esperanza de renovación que animaba o embargaba a muchos ante la inminencia de la Sexta Legislatura de la Asamblea Nacional (parlamento que entre otras curiosidades cuenta con 26 años de existencia sin que un diputado
Fidel Castro
Fidel Castro muestra su 'asombro' tras ser reelegido unánimemente como Presidente del Consejo de Estado.
haya presentado un proyecto de ley ni se recuerde una sola votación dividida), volvió a ser defraudada por el continuismo recurrente de los gobernantes cubanos. Nada en la conformación del nuevo Consejo de Estado —verdadero centro del poder— apunta hacia las necesidades, urgencias y anhelos de la sociedad.

Hay que comentar lo que parece ser la fundamentación teórica o académica de ese continuismo. Un trabajo de la periodista María Julia Mayoral, publicado en el diario Granma el 19 de febrero pasado, expone las argumentaciones del profesor y Master en derecho público Omero Acosta, destinadas a analizar y valorar el sistema de gobierno vigente en Cuba en comparación con otras experiencias del mundo occidental.

El profesor Acosta comienza haciendo una valoración histórico-conceptual crítica de los dos sistemas predominantes en el mundo contemporáneo: parlamentario y presidencialista. No obstante las prerrogativas y potestades que se concentran en el individuo elegido, la historia ha demostrado que el sistema presidencialista no es un cheque en blanco ni una incuestionable patente de corso; durante las últimas décadas, son varios —Nixon, Color de Mello, Bucarán, Carlos Andrés Pérez, Mahuad, De la Rua, Fujimori...— los que han sido removidos sobre la base del cuestionamiento institucional y la presión popular sobre sus gestiones o comportamientos.

El sistema parlamentario tiene la ventaja del equilibrio entre las jefaturas de Estado y de Gobierno, además de estar avalado por el respaldo mayoritario otorgado en las urnas a una formación política por el breve lapso de cuatro a seis años, que puede reducirse incluso si las circunstancias lo exigen, y los ejemplos sobran. El planteamiento del profesor Acosta en el sentido de que en los sistemas parlamentarios —fundamentalmente europeos— "los principales asuntos se resuelven, como regla, en el gabinete, y el parlamento ha ido quedando sólo para ratificar medidas", es un reprobable abuso de la ignorancia generalizada sobre el tema, y una ofensa al conocimiento de los informados.

Toda creación o realización humana es imperfecta, acaso incompleta. Los sistemas de gobierno no son una excepción. Pero se trata de sortear y contrarrestar tales deficiencias con los mecanismos institucionales de contrapeso y equilibrio de poderes, la alternancia, la fuerza de la opinión pública libre y plural, y la creciente influencia de los sectores civiles.

1. Inicio
2. Como era...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
El diálogo y la admisión de Cuba en Cotonou
DIMAS CASTELLANOS, La Habana
Morro en el morral
JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
A las jineteras
CARLOS ALBERTO MONTANER, Madrid
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir