www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Contra la corriente
Jugando con marionetas. La figura del 'enemigo' en la construcción represiva castrista.
por YAMIáN QUINTERO, Miami
 

Los que de verdad saben de ciencias políticas y sociales, han aprobado casi al unísono las propuestas del escritor George Orwell acerca de la necesidad que tienen los sistemas totalitarios de cambiar frecuentemente de aliados y enemigos (y a veces, irrisoriamente, simplemente intercambiarlos). Y tal vez es esta una razón adicional para justificar la, a veces casi injustificable, adhesión a lo que han insistido en llamar "dialéctica marxista", sólo por la vieja manía que tenía Marx de robarse los méritos ajenos.

UE
Unión Europea: ¿El nuevo enemigo que Castro necesitaba?

Mientras muchos, hoy por hoy, tratan de buscar una justificación o explicación al reforzamiento de la ola represiva del fluctuante-en-agonía régimen de La Habana, en un nuevo intento de poner un velo opaco entre la realidad interior del país y los ojos del mundo circundante, mi punto es otro: la dictadura simplemente se estaba quedando sin enemigos.

Si miramos un poco atrás en la secuencia no tan reciente de sucesos, vemos que en muchos lugares del mundo se estaba algo más que tolerando la realidad cubana. No entraremos en detalles de los porqué de esa situación. Eso sería otro debate. Simplemente podemos pensar que porque la maquinaria propagandística estaba funcionando. Los visitantes a las escuelas de privilegiados, a los hospitales de la jerarquía, las inspecciones de derechos humanos que inspeccionaban justo lo que el régimen quería, junto con los turistas en campanas de cristal que pasaban los mejores días de su vida por el mejor precio que podían pagar, estaban cumpliendo su objetivo. Para muchos en el exterior, empezó a parecer absurda la idea de que el comunismo tropical estaba aniquilando poco a poco a quienes un día lo soportaron. Y así se empezó a solidificar un movimiento pro-castrista a nivel mundial.

De los que en un tiempo fueron explotadores surgieron socios comerciales. La una vez oprimida creencia religiosa vio relajación en su opresión. Caravanas de todos lados del mundo —incluso desde la tierra del "enemigo número uno de la revolución"— comenzaron a arribar con ayuda para el pueblo. Quede claro que el régimen y su líder claman ser el pueblo. Por consiguiente, a ellos fueron a parar las donaciones junto con todas las horas de ayuno por las que pasaron sus caravaneros.

Grandes potencias capitalistas proveyeron sus recursos humanos para ser usados como recursos financieros en el nuevo renglón fundamental de la "recuperada" economía: el turismo. En la más inverosímil ciudad de este mundo, incluso en aquella donde nuestra lengua materna es sólo una manifestación más del esnobismo, se encontraban pósters con el lema "Sí por Cuba". ¿Cómo iban a justificar ahora las atrocidades? ¿Quién cargaría las culpas? El enemigo único y perseverante estaba empezando a flaquear (hasta comida les empezó a proveer), así que estaban quedando caducas las justificaciones basadas en él.

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