www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Eran negros y fue en abril
La rueda de la historia: De la decapitación de Aponte en 1812 al fusilamiento en 2003 de tres secuestradores de una embarcación.
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana
 

Triste y desesperanzador resulta para una nación, después de casi dos siglos de luchas, esfuerzos y sacrificios en pro de las libertades y la dignidad de las personas, constatar que en materia de derechos se ha avanzado tan poco que todavía unos seres humanos deciden sobre la vida y la libertad de otros seres, también humanos.

E. Copello
Secuestrador fusilado.

José Antonio Aponte y Ulabarra —cuyo primer apellido dio nombre a la conspiración que le costó la vida el 9 de abril de 1812 y al cual se le ha llamado el protomártir de la libertad civil en Cuba por haber sido el primero que se rebeló contra la dominación española de un modo práctico— gozaba, según un historiador español, de una "capacidad no común en los de su raza": negro libre criollo, obrero ebanista, aficionado a la lectura, la pintura, la talla en madera y participante en operaciones militares de apoyo a los colonos norteamericanos contra los ingleses.

La oligarquía criolla atrapada entre la necesidad de aumentar el número de esclavos para obtener más beneficios y el síndrome de la "Revolución" de Haití; el rumor de que el Rey de España había concedido la igualdad entre negros y blancos; la reanudación de la guerra entre España e Inglaterra; la caída de los precios de los productos de exportación, provocada por el embargo decretado por Jefferson y el asociacionismo civil mediante los cabildos de nación, fueron algunas de las razones del plan de Aponte para tomar el Castillo de Atarés, el Cuartel de Dragones, ocupar La Habana y decretar la abolición de la esclavitud.

El fracaso del plan, resultado de la delación, condujo a la detención de los conspiradores y culminó con la declaración del Capitán General de la Isla, el marqués de Someruelos, anunciando públicamente la ejecución de nueve negros libres y esclavos: "Resta únicamente anunciar a este respetable público que para la mañana del jueves próximo, tengo destinada la ejecución de la sentencia referida, en el lugar de costumbre, y que las cabezas de Aponte, Lisundia, Chacón y Barbier serán colocadas en los sitios públicos más convenientes, para escarmiento de sus semejantes…".

Enseñanzas y desaciertos

Casi dos siglos después de aquel horrible asesinato de 1812, fueron juzgados sumariamente y ejecutados tres jóvenes —por coincidencia negros y en el mes de abril— que intentaron secuestrar una nave marítima para escapar del país. Todo, con el fin declarado de disuadir los intentos de secuestro de naves para escapar del país, que se vienen produciendo de forma regular hace ya más de 40 años y cuyas causas radican en la imposibilidad de realización de los cubanos dentro del territorio nacional. Otros ocho eran condenados a cadena perpetua y varios años de prisión. La reflexión acerca de esos acontecimientos arroja, al menos, tres enseñanzas.

La primera es "la inutilidad del sacrificio de vidas". Después de la ejecución de Aponte, las sublevaciones de negros libres y esclavos continuaron con mayor crudeza, y después del fusilamiento de los tres jóvenes negros, las salidas ilegales del país también continúan; si no mediante el secuestro, sí en frágiles embarcaciones construidas gracias a la capacidad creativa de los desesperados.

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