www.cubaencuentro.com Lunes, 06 de septiembre de 2004

 
  Parte 1/7
 
Speer edifica a Castro
Carisma, autoritarismo y hecatombe: Una analogía entre Hitler y Castro.
por JOSé PRATS SARIOL, México D.F.
 

"Está demostrado que las mayores injusticias parten de quienes persiguen la desmesura".
Aristóteles, Política

Las Memorias del arquitecto Albert Speer —apunta Elías Canetti— rebasan los recuerdos del ministro de Armamento y Producción Bélica de Hitler, la crónica del Tercer Reich. Amigo íntimo del Führer, el retrato del Poder que brinda entre equívocos y justificaciones se convierte en parábola, filosa ante cualquier fenómeno —persona— cuya razón de ser radica en monopolizar decisiones, gobernar a los demás.

Speer
Speer, escribiendo sus memorias en Spandau.

Castro, cuyo 78 cumpleaños este viernes 13 de agosto se une a los 45 que lleva al frente del Estado —no de la nación cubana—, ilustra la validez del retrato de Speer. Las curiosas analogías entre Hitler y Castro son el objeto de este ensayo, a partir de las visiones de un intelectual que estuvo al lado de quien —tal vez mejor que Stalin o Mussolini— simboliza las atrocidades de la especie en el pasado siglo, la propensión filotiránica que caracteriza a la abrumadora mayoría de los seres humanos.

Escritas en la prisión de Spandau, tras la condena a 20 años por el Tribunal de Nuremberg, estas Memorias de casi mil páginas en la edición española (El Acantilado, Barcelona, 2001), tienen la ventaja de que rehuyen juzgarse, justificarse. Su lectura abre indiscretas ventanas hacia el paisaje psicológico y político del Comandante en Jefe cubano, a través de un relato indispensable para conocer las razones que llevaron a los nazis al poder absoluto sobre el pueblo alemán, como admite Ian Kershaw en su rigurosa biografía sobre Hitler. Pero aquí me limitaré a las observaciones más cercanas; no a la tragedia que aún vive mi patria, sino a su principal causante.

Látigo y zanahoria

El talento carismático de ciertos cerebros militaristas en la historia de la humanidad casi siempre ha conducido a la hecatombe, a la ruina de sus pueblos —los últimos soldados de Napoleón en 1815, cuando Waterloo, eran casi niños. A esos talentos les une la paranoia: Al identificarse con un destino mesiánico —"Cuba soy yo"— consideran cualquier sacrificio como forjador del futuro cuya construcción ha caído sobre sus privilegiadas espaldas, sin ellos desearlo; cualquier represión como moduladora del hombre nuevo que sólo ellos ven bien en el horizonte, por encima del pueblo —la masa de Ortega y Gasset— que necesita guía educativa, látigo y zanahoria, espolones que le despierten y transformen un ánimo siempre precario, diversionista, propenso a desbarrancarse por los precipicios del enemigo, de haraganes, pusilánimes y pesimistas.

Speer nos cuenta de cuando conoció a Hitler… Fecundo ejemplo para ciertos intelectuales y artistas propensos a recibir mandatos. La obnubilación que ese tipo de personalidad fuerte suele provocar es paradigmática, son la envidia de los encantadores de serpientes. No es casual que muchos políticos, de diferentes signos y países, codiciaran las habilidades de Castro, su capacidad para conseguir adeptos, dóciles seguidores. Una armonía de amianto entre sus creencias e ideas —siempre a tiempo completo—, forja la admirada autenticidad subyugadora. La psicopatía obra sin resquicios: se lo creen ante sí mismos, son verosímiles hasta cuando justifican la mentira necesaria o la traición imprescindible, el fusilamiento o la guerra.

1. Inicio
2. ¿Cómo Hitler...?
3. Conoce a Goebbels...
4. El centro...
5. Sé que...
6. El aburrimiento...
7. Mientras se acerca...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Profecía retro
HéCTOR AGUILAR CAMíN, México D.F.
Necesidad de los conservadores
VICENTE ECHERRI, Nueva Jersey
Armas de distorsión masiva
NéSTOR DíAZ DE VILLEGAS, Los Ángeles
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir