www.cubaencuentro.com Viernes, 30 de abril de 2004

 
  Parte 1/4
 
Las tres caras de la moneda
Dolarización en picada, peso cubano de risa y un billete convertible sin respaldo. El caos monetario como punta de lanza de la disfunción económica.
por ENRIQUE COLLAZO, Madrid
 

En 1986, Fidel Castro imprimió otro brusco golpe de timón en la economía y la sociedad cubanas al proclamar el denominado "Proceso de rectificación de errores y tendencias negativas". El mismo no era más que un regreso al concepto antimercado que caracterizó los peores años de la década del sesenta.

Un peso
Peso convertible: ¿Convertible en qué?

Al igual que entonces, la férrea centralización de las decisiones de política económica, las movilizaciones masivas y el voluntarismo, fueron la tónica imperante. La diferencia residía en que ahora la URSS, principal aliado y benefactor del régimen, se aprestaba a tomar un rumbo político que perseguía incentivar al máximo la relación mercantil en la obsoleta estructura económica soviética. Muchos no dudaron en afirmar que la perestroika de Gorbachev y la rectificación de Castro llevaban un inevitable curso de colisión.

Hacia finales de los ochenta, con el desplome del comunismo en Europa del Este y, posteriormente, con el desmembramiento de la otrora potencia en 1991, los cubanos se preguntaban por qué su gobernante no introducía con urgencia algunas reformas en la dirección del mercado para reactivar desde dentro la economía cubana frente a la desaparición de sus antiguos socios comerciales.

Sin embargo, el poder se mantuvo en sus trece y, lejos de permitir al menos la reaparición del mercado libre campesino, lo que hizo fue implementar un costoso y disparatado "Plan Alimentario", que buscaba la autarquía a partir de periódicas movilizaciones de la burocracia habanera hacia la agricultura. El estrepitoso fracaso no se hizo esperar y ya para 1993, el gobierno canceló las convocatorias "al verde" y nunca más se volvió a mencionar aquel plan.

Para el verano de ese año, la situación de penuria generalizada parecía presagiar un estallido social. Con el fin de conjurar tal peligro, el gobierno introdujo ciertas medidas orientadas a una reanimación del mercado interno, a pesar del descontento de Castro y otros dirigentes de línea dura. No obstante, esas medidas sólo estaban concebidas para superar la difícil coyuntura, y las mismas se adoptaron con extremo control estatal para que no ocurriera lo mismo que en la URSS.

Las reformas más importantes se introdujeron entre agosto de 1993 y septiembre de 1994. Las que más interesan, en este caso, fueron la legalización de la tenencia y circulación del dólar, el envío de remesas por los cubanos que viven en el extranjero, una mayor flexibilidad de las visitas de estos a la Isla y la creación de tiendas estatales destinadas a vender productos en dólares a toda la población. De igual modo, se autorizó la circulación del llamado "peso convertible", y en 1995 la apertura de casas estatales de cambio de divisas (CADECA).

Existen dos tasas de cambio entre el dólar y el peso, ambas oficiales, pero para propósitos y tipos de transacciones diferentes. La tasa oficial para comercio internacional ha sido establecida por decreto y funciona a la par. Por su parte, la tasa extraoficial —la cual resulta muy importante para la población— varió alrededor de 1 dólar (USD) igual a 20 ó 22 pesos cubanos (CUP) entre 1998 y 2001, hasta 1 USD igual a 26 CUP en la actualidad.

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