Cuando leí el Diario de la Cárcel, todos mis recuerdos volvieron de golpe. Soy hija de ex-presos políticos españoles. Mi padre cumplió 19 años de cárcel y mi madre 12. Mis padres se casaron una vez en libertad condicional y vigilada. Nacimos de este enlace 4 niñas. En diciembre del 62 entró la policía político-social en casa. ¿Qué quiere ésta gente? Se lo llevaron todo y nos detuvieron a las 4 hermanas. Teníamos 4, 6, 8 y 9 años respectivamente. Estuvimos detenidas durante 24 horas, en la comisaría central vimos a nuestros padres también detenidos, oímos los gritos de hombres torturados. Mi padre fue condenado a 20 años de privación de libertad. Se lo llevaron primero a Madrid y luego al penal de Burgos. Mi madre para poder seguir los juicios en la capital y denunciar la detención tuvo que dejar a sus niñas a cargo de otros familiares. Recibió amenazas, por parte de la policía político-social, de internar a las niñas en un centro de la falange si seguía con sus denuncias. Durante 9 largos años, hasta el indulto, sólo veía a mi padre por Navidad, entre las rejas del locutorio del penal de Burgos. He leído el libro Sin pan y sin palabra, de Raúl Rivero. He leído el acta fiscal y no tengo palabras, sólo un deseo, transmitan mi apoyo solidario y humano a los presos políticos cubanos, a sus esposas, sus mamás, sus niños. Su dolor es mío, sus temores son míos, sus sufrimientos son míos, sus esperanzas también son mías.
Yo también me quedo aquí.
Una víctima de la dictadura de Franco.
Rosa Ramírez Brugalada
Barcelona, España |